SEMANA SANTA CUENCA. Historia de la Venerable Hermandad Religioso-Benéfica de Excombatientes de San Pedro Apóstol
Historia de la Venerable Hermandad Religioso-Benéfica de Excombatientes de San Pedro Apóstol
Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó y dando un golpe a un criado el pontífice, le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Pero Jesús dijo a Pedro: “Mete tu espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿He de dejar yo de beberlo?
Esta Hermandad fue fundada con carácter provisional en 1.943 por excombatientes y miembros de la División Azul, y desfila ya ese año, sin paso y con la uniformidad de la Falange.
Queda erigida en la parroquia de San Esteban, siendo aprobadas sus constituciones por el Sr. Obispo el 28 de junio de 1.944. Estas constituciones, en el Capítulo II Art. 5, exigen entre otros requisitos para el ingreso en ella: “ser excombatiente de la Cruzada o de la gloriosa División Azul, hijo de excombatiente o miembro único de familia de caído”.
Tres eran los tipos de hermanos previstos en las mismas: Numerarios (aquéllos que por vivir permanentemente en Cuenca tienen todos los derechos y deberes, incluso ser dirigente. Suscriptores (no pueden ser dirigentes, teniendo el resto de obligaciones de los numerarios). Protectores (aquellas personas, no excombatientes, simpatizantes de la Hermandad y a la que prestarán ayuda voluntaria y periódica).
Igualmente el artículo décimo regula la conexión de becas a hijos de excombatientes, para estudios de Seminario y Magisterio, siendo necesario para mantenerla acabar el curso con sobresaliente. El importe establecido para cada una es de 1.000 pesetas. Desgraciadamente este fin benéfico desaparece desde 1.946 por problemas económicos de la Hermandad.
Desde un principio adopta su actual uniformidad, con la única variación que la Cruz de Santiago sobre el capuz, en sus primeros años es de color verde, transformándose con el tiempo en la actual de color blanco. Conforma su uniformidad: túnica y capa blanca, cordones y capuz rojos, con la Cruz de Santiago de color blanco.
En este mismo año comienza a celebrar solemnemente la festividad de su Santo Patrón, organizando el 29 de junio un triduo a las ocho de la mañana, tras el cual la banda de cornetas y tambores inicia un pasacalles, al que sigue la misa solemne, siguiendo un desayuno en el parque de San Julián para todos los excombatientes, autoridades y ciento cincuenta pobres, escogidos a razón de cincuenta por cada una de las parroquias.
A las doce de la mañana festival deportivo, continuando a las cinco de la tarde con un desfile de calesas con destino a la plaza de toros donde a las seis da comienzo una becerrada, en la que se encuentran representaciones de todos los gremios.
La Hermandad contactó con los tres escultores que en esa época realizaban obras para las cofradías: Fausto Culebras, Marco Pérez y Martínez Bueno. El único que se comprometió a entregar el Paso en presupuesto y fecha de entrega, fue Leonardo Martínez Bueno, haciéndose cargo de la obra del primer conjunto escultórico, cuya composición constaba de dos imágenes: San Pedro y el soldado Malco, el primero en actitud de cortar la oreja al segundo.
El conjunto de imágenes del autor Martínez Bueno, con el que se había estrenado el primer desfile procesional de la Hermandad, no llegó a encajar en el gusto de los componentes de la misma, posiblemente al compararlo con la obra que en aquellos momentos salía de la gubia de Luis Marco Pérez. Por lo que se acuerda contactar con el artista y solicitar la ejecución de una nueva composición de dos figuras en actitud semejante a la que en ese momento poseía la Hermandad.
Las imágenes de Martínez Bueno fueron puestas a disposición del Obispado a través del Excmo. Ayuntamiento, quedando depositadas en la Catedral Basílica y pasando posteriormente a la Colegiata de Belmonte donde actualmente se pueden contemplar, siendo parte de la imaginería que desfila en la Semana Santa de esa localidad.
Llegó la Semana Santa del año 1.949 y con ella el estreno del Paso con la nueva configuración. El impacto fue realmente gratificante al mismo tiempo que sobrecogedor por su magnificencia. El conjunto ahora sí era completo, en primer plano San Pedro en actitud de levantar la espada para atacar al siervo del Sumo Sacerdote, Malco, en defensa del Maestro. Detrás, al abrigo de un olivo del huerto de Getsemaní, Jesús fue flanqueado por dos soldados del Sanedrín representando el acto del prendimiento.
Sobrecoge el momento escénico por su movimiento brusco y violento de la acción de Pedro, que contrasta con la dulzura de Jesús en su mirada, intentando impedirlo.
Comentarios
Publicar un comentario