Cuando en mi calendario particular veo que se acerca el mes de noviembre, se por tradición familiar que la primera semana del mes está dedicada a celebrar y recordar la festividad del Día de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos, que son el 1 y el 2 de noviembre respectivamente. Este año la celebración ha caído en miércoles y como viene siendo costumbre desde hace siglos es un día festivo, que aprovechamos para descansar y para ir a visitar las tumbas de los seres queridos que ya han dejado de estar físicamente a nuestro lado y ahora descansan eternamente en su morada. Esta solemnidad católica se encuentra en peligro de ser absorbida y anulada por la americanada de Halloween. Los esperpénticos disfraces de terror, las mediocres calabazas negras y naranjas, y lo peor de todo, el boom, que le están dando desde los grandes centros comerciales, pasando por guarderías, colegios, y salas de fiestas, a esa adoptada fiesta celta que han conseguido hace