Un año más la ermita de San Isidro situada sobre la hoz del Júcar se ha convertido en el centro de reunión de centenares de conquenses que han acudido para recoger los tradicionales roscos y participar en la procesión del patrón de los agricultores. Aunque carece de la fama y la participación multitudinaria de las procesiones de Samana Santa, San Isidro de Arriba reúne cada año a centenares de conquenses que participan en un cortejo que por la tradición agraria de Cuenca, la devoción al santo y el paraje en el que se desarrolla posee un encanto único. Este año no ha sido una excepción y bajo un cielo empedrado de nubes pero con una temperatura ideal, San Isidro salía poco después de las ocho de la tarde del patio de la ermita al son del himno nacional. Le precedía la imagen de su esposa, Santa María de la Cabeza, y tras de él los representantes de las autoridades municipales y provinciales. Entre ellos destacaba el presidente de la Diputación, Benjamín Prieto, la subdele