Historia de la Venerable Hermandad del Santísimo Ecce Homo (de San Gil)
Salió Pilato de nuevo fuera y les dijo: “He aquí que os lo saco fuera, para que conozcáis que yo no hallo en él delito alguno”. Salió pues, Jesús, llevando la corona de espinas y revestido del manto de púrpura y les dijo Pilato: “Ahí tenéis al hombre”. Luego que los pontífices y sus ministros lo vieron, alzaron el grito diciendo: “Crucifícale, crucifícale “. Dijo Pilato: “Tomadle allá vosotros y crucificadle, pero yo no hallo culpa en él”.
“Yzo este Sto. Ecce-Homo de madera el famoso escultor Josep Torres y lo encarnó y pinto Gabriel de León de edad de 20 años, natural de la v.í.a. del Castillo año 1648. Acabóse al 30 de julio de 1.648.”
Así dice la leyenda aparecida con motivo de una restauración en la peana de la talla que era propiedad de la familia Pedraza, quien anualmente la cedía para el desfile, siendo sin género de dudas una de las mayores obras de arte que han desfilado por las calles conquenses.
La citada talla quiso comprarla la Cofradía, pero no accedieron sus propietarios, por lo que en el año 1898 salió en procesión otra imagen, de cuerpo entero, en la que Cristo aparecía acompañado de Poncio Pilato en el lavatorio; pero como la innovación no gustó a los hermanos, al año siguiente volvió a salir la artística y famosa talla primitiva. Esta Hermandad existía ya, por lo menos, hacía 1795, si bien ya antes de esa fecha (y, por tanto, sin estar constituida la Cofradía),
Fundada la Hermandad en la desaparecida iglesia de San Gil, sin noticias exactas de la fecha de la misma, se traslada en 1875 a la de San Juan Bautista, para tres años más tarde pasar a la de San Andrés, realizando su último traslado en 1897 a su actual sede, en la de San Antonio Abad. El 24 de marzo de 1859 firma la concordia por la que pasa a incorporarse a la Archicofradía de Paz y Caridad.
Ya en 1861 comienzan los problemas entre la Archicofradía y la Hermandad, en esta ocasión por el acuerdo tomado por la Archicofradía de que esta imagen no se incorpore al desfile a su paso por la parroquia de San Juan, sino que media hora antes del mismo sea bajada la imagen a la iglesia de San Antón para salir toda la procesión organizada.
En el mismo año tampoco se acepta el acuerdo de variar el recorrido del desfile, ampliando el mismo al desviarse por la calle de El Peso hacia la parte baja de la ciudad. Ninguno de los dos acuerdos es aceptado por la Cofradía siendo necesaria la intervención del Sr. Obispo para mantener unida a la Archicofradía, que se ve obligada a postergar sus acuerdos.
El 12 de febrero de 1864 se dirige la Archicofradía nuevamente al prelado de la Diócesis, tras la aprobación de las nuevas constituciones, aprobadas por la Junta General, pero que no son aceptadas por esta Hermandad negándose a su simple presencia en las Juntas celebradas durante el mes de enero. Lo que lleva a la Archicofradía, en Junta Extraordinaria a través de una votación, a segregar a esta Hermandad del seno de la Archicofradía, lo que se le comunica el 2 de febrero del mencionado año.
El Sr. Obispo se ve en la obligación de llamar al orden a ambas partes, solicitando de la Archicofradía la readmisión de la Hermandad del Ecce-Homo, y declarando voluntario el acto de acompañar los reos al patíbulo y de custodiar su cadáver, con lo que la expulsión no llega ser efectiva.
Organiza sus actos religiosos con la máxima solemnidad, siendo en 1913 sufragados por su Hermano Mayor, don Alfonso Merchante, desde los días 22 de febrero al 2 de marzo en la parroquia de El Salvador.
Desaparecida su talla, se incorpora a los desfiles en 1940 con la talla de gran valor conservada en el museo de la Catedral de Cuenca. Con esa talla desfilará hasta que 1948 recibe su actual imagen, obra de Marco Pérez. Imagen del Señor presentado al pueblo por el procurador romano. La imagen lleva cruzadas las manos al pecho y alza la vista al cielo incrementando así el patetismo de la escena que el escultor quiere representar.
Es imagen de medio cuerpo no carente de belleza y dignidad plástica, que resume la pasión del Señor como pocas en nuestra Semana Santa. Es llevado en procesión sobre andas talladas por Apolonio Pérez en 1948, enmarcando la imagen cuatro elegantes faroles de forja. Escoltan el paso procesional dos lictores romanos con las fasces de la magistratura romana.
Antes vestían sus hermanos capuz morado, sustituido luego por granate actual. Fue, por este detalle, la primera Hermandad que incorporó variedad al colorido procesional, ya que hasta entonces las vestiduras se componían exclusivamente de tonos negros y morados.
Una característica de la hermandad es que utiliza cabecera procesional clásica: dos faroles y guion, éste bordado por Encarnación Román sobre terciopelo granate traído desde Tánger. Es la primera hermandad de nuestra Semana Santa que incorpora en su hábito penitencial el capuz armado.
Comentarios
Publicar un comentario