Cuando un aficionado asiste a una corrida de toros observa que a lo largo de las tres horas largas que dura el festejo se producen diversos lances, algunos de ellos con mucho arte y no precisamente por parte del torero Me viene a la memoria una tarde de toros en la que se anunciaba por primera vez en Cuenca, el hierro del afamado ganadero Victorino Martín, con la consiguiente expectación que ello con llevo. El coso registro un lleno hasta la bandera y en la Andanada del Sol, se situaban un grupo de jóvenes que al grito de “ ¡ h ay Victorinos con jamón, pan y vino! “no dejaban de pasarlo bien. Entre el grupo se encontraba una joven promesa de la noche de Cuenca , que apuntaba ya maneras era “Fermín el Orejas”, hijo de la buena de Dorotea, el bravo chaval en un alarde de emoción agarró la goma por la que se bebía el vino en una enorme cubeta (no recuerdo si era blanco o tinto pues los dos hacen la misma fiesta), y comenzó a tragar y a tragar vino a e