Viaje en globo
Cuenca vista desde un balcón en el cielo
Un paseo en globo por la ciudad de Cuenca es siempre incomparable al anterior. Las rutas en globo no son fijas ni siempre las mismas pues los globos no se pueden gobernar. Es el viento reinante cada día quien marca la ruta por lo que resulta todo un evento volar en globo sobre la ciudad de Cuenca, además de una experiencia personal única. Única como la ciudad que se descubre y revela desde el cielo.
En Cuenca hay diferentes zonas de despegue siempre en función del viento reinante cada día. Los vientos suelen discurrir paralelos a los ríos Júcar y Huécar. El viaje en el globo te hace cruzar la ciudad para disfrutar de unas vistas espectaculares de la Catedral, el Puente de San Pablo, Las simbólicas Casas Colgadas, La Plaza Mayor, y el Casco Histórico, y del resto de los barrios de la parta baja de la ciudad. La segunda parte del vuelo, deja atrás la ciudad y pasa por las poblaciones cercanas, con panoramas muy variados tanto ribereños como de campo de cultivos llenos de cientos de matices.
La experiencia de montar en globo para ver la ciudad de Cuenca es inolvidable para cada persona que realiza el viaje. Hay una discusión interna entre hacer fotos de cada detalle o verlo en persona, para no perderse ni una sola pincelada de las muchas que muestra la ciudad colgada en busca del cielo. Son infinitas y perpetuas las formas rocosas que muestra Cuenca desde el aire y todas cautivadoras.
Cuenca desde las nubes se muestra henchida y pletórica en belleza. “Cuenca indeterminada, sin condición de arquitectura conocida y estudiada, de garbosas piedras, concebida y formada por las voluntades de la erosión en sus apuestas piedras. Modelo de cuadro cubista que íntima y armoniza las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas, quebrantando y desplazando las estrías y superficies hasta convertirlos en pura deleite”.
Cuenca desde las nubes es una verdadera libertad para los sentidos con sus soberbias vistas al infinito, asomarse desde la barquilla es sentir algo tan caprichoso y sublime que, por lo menos una vez en la vida, hay que concebirlo y llenarse de su Magia para siempre.
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