COMO DECÍA ROCKEFELLER: ¡TOMA, MORENO! (Por Rafael Torres)
En esta España de “Aquí no hay quien viva” con los indultos del “Procés” que no quieren ser indultados, el “macrobote” de Covid en Mallorca que se desata por toda España y que ya afecta a 2000 jóvenes. “El chiringuito, el chirinquiiiiito…” del español en Madrid con Toni Cantó al frente.
Y en medio de todo este despropósito aparece con una sonrisa de dientes super blancos José Luis Moreno, diciendo aquello de “tiene fuerza, tiene garra, tiene estilo” lo que sucede en España. Echando mano de su muñeco preferido el loro Rockefeller para intentar desmentir el show de cargos que le ha caído encima. Blanqueo de capitales, estafa continuada, falsedad documental, y pertenencia a organización criminal dentro de una investigación de la Audiencia Nacional.
¡Toma, Moreno! A nadie se le escapa que este animador-presentador de los programas de fiesta en la televisión pública de los ochenta y noventa era un tipo raro, raro. Que utilizaba la voz de sus muñecos: Macario, Monchito, Rockefeller, para sacar a la luz, las intenciones de un ser insoportable que no se aguantaba así mismo y que disfrutaba haciendo sufrir a las personas que tenía a su alrededor. Posible diagnóstico: trastorno de la personalidad.
¡Turrón, turrón! La que montado José Luis Moreno en su casa y en el interior de su mente. Hasta el punto que la realidad supera la ficción. Ya apareció en la segunda parte de Torrente, la leyenda del detective más gañán que ha dado la historia del cine español, Moreno, el ventrílocuo, interpretaba el papel soñado por él. Nada más y nada menos que a un mafioso egoísta, megalómano, pretencioso, con planes para destruir el mundo.
No le costó nada interpretar ese papel porque se comportaba como se siente realmente: Como si tuviera una posición social y económica muy superior a las reales. ¡Vaya ojo de Santiago Segura! Y que interpretación de José Luis Moreno, superando la realidad.
¡Toma, Moreno! Se ha convertido en toda una imagen del explotador. Son cientos de colegas de profesión los que salen acusando de impagos y abusos laborales al empresario. O contando el canon que tuvo que pagar para conseguir trabajo.
“La que se avecina” a José Luis Moreno es de órdago a la grande. Solo le queda el alivio y consuelo de sus muñecos Macario, Monchito y Rockefeller que le recuerdan: “¡Toma, Moreno!
Ahora sí, que las hecho gorda. Como a ti te gustaba y siempre has soñado.
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