Semana Santa Cuenca. Las Hermandades del Miércoles Santo regalaron a Cuenca un “Eterno Desfile Del Silencio”
Las Hermandades del Miércoles Santo regalaron a Cuenca un “Eterno Desfile Del Silencio”
GALERÍA DE IMÁGENES EN EL INTERIOR: Crónica de Rafa Torres y fotos de C.Moral
La procesión del Miércoles Santo fue un río de sentimiento desde su inicio hasta su final. Desde la salida todas las Hermandades pusieron el corazón en cada detalle para que el desfile de la procesión del “Silencio” resultará bello, venerado e idolatrado.
El zigzagueo de capuces blancos y encarnados salpicó de pureza nazarena todo el recorrido procesional enmarcado en un viejo casco histórico que se vuelve “Vía Dolorosa” cada primavera para poner más autenticidad y realismo a los momentos claves de la Pasión de Cristo.
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Con la amenaza de lluvia en forma de chirimiri comenzó a las 19 horas la procesión del “Silencio”. Después de dos años de ausencia por la pandemia del coronavirus la parroquia del protomártir San Esteban en el centro de Cuenca, abría sus puertas centrales para dar salida a las primeras Hermandades que conforman el desfile procesional.
Abría el cortejo procesional que manifiesta públicamente y da vida a los episodios de la Pasión del Redentor que tuvieron lugar en el Huerto de Getsemaní. La Banda de Tambores y Trompetas de la Junta de Cofradías que en cada actuación hacen que los nazarenos nos sintamos más orgullosos de su magnífico trabajo en beneficio de la Semana Santa conquense.
Seguidamente salían las Venerables Hermandades de Jesús Orando en el Huerto y del Prendimiento de Jesús. Ambas con sus pasos titulares tallados por don Luis Marco Pérez en los años 1941 y 1942 respectivamente.
Largas e interminables filas de nazarenos del Huerto que tuvieron que doblar filas desde la salida para dar celeridad a la procesión. La Asociación Musical La Concepción de Horcajo de Santiago acompañaba musicalmente al Prendimiento que desfiló con la Guardia Pretoriana de La Pasión Viviente de Tarancón.
Con un buen ritmo y a golpe seco de horquilla ascendía la procesión en busca de la iglesia de El Salvador, por las calles de Aguirre y Las Torres donde se incorporó al cortejo la Real, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestra Señora de la Amargura con San Juan Apóstol con su paso tallado en 1942 por Marco Pérez. Padre artístico de la Semana Santa de Cuenca después de la contienda civil española.
La Hermandad de la Amargura rindió merecido homenaje al director sanclementino Tomas Redondo, director de la Agrupación Musical San Clemente de la Mancha que falleció el pasado año y que durante dos décadas acompañó musicalmente a la Hermandad de forma sobresaliente.
A las 9 de la noche y con una plaza abarrotada de gente, llegaba el paso de la Oración en el Huerto que hizo una apasionante e impresionante entrada a la Plaza Mayor al son de las trompetas y tambores de la Banda de la Junta de Cofradías. Al igual que el Prendimiento de Jesús. Y la Amargura que fue acompañada por la Banda hasta el palacio episcopal al son de la Marcha de Infantes.
Mientras estas Hermandades continuaban su duro ascenso hacia la Plaza Mayor, desde la iglesia de San Pedro y Santiago fueron bajando para su incorporación al desfile procesional las Venerables Hermandades de San Pedro Apóstol, La Negación de San Pedro y Santísimo Ecce Homo de San Miguel. Con sus imágenes titulares (talladas respectivamente por Marco Pérez entre 1946-1948; Vicente Marín en 1997; y Coullaut-Valera en 1941).
La Hermandad de la Negación de San Pedro cumplía su 30 aniversario y a su paso por la anteplaza, el Coro Soto Voce ha recibido a la Hermandad cantando el motete “Ter me negabis”, compuesto por Pedro Pablo Morante para su XXV aniversario.
En torno a las 11 de noche iniciaba la procesión el descenso con la incorporación al cortejo procesional la Venerable Hermandad de la Santa Cena, con su paso obra de Octavio Vicent en 1985, que realizó una brillante salida procesional desde la Santa Iglesia Catedral Basílica.
En perfecto orden cronológico según relatan los Evangelios de la Pasión de Cristo, las Hermandades fueron desfilando en dirección al Oratorio de la Iglesia de San Felipe Neri, donde fueron recibidos por las voces del Coro del Conservatorio dirigido por Pedro José Hidalgo, que cantó el “Miserere” a cada imagen.
Con la noche como telón de fondo, las Hermandades recorren las curvas de la Audiencia en busca de la parte nueva de la ciudad. La noche de los olivos estaba llegando a su final.
A la altura de la iglesia de San Esteban termina la procesión: la Santa Cena se quedó en Diputación, La Oración y el Prendimiento, en la iglesia de San Esteban. En la calle de Aguirre San Pedro Apóstol se despidió con su emocionante saeta. Y la Negación de San Pedro.
Prosiguieron su desfile solemne hasta la iglesia de El Salvador y San Andrés las hermandades de la Amargura con San Juan y del Ecce Homo de San Miguel, respectivamente. Llegando a su destino en torno a las cuatro de la mañana.
Para la retina de los nazarenos queda: una Noche de Eucaristía, una Eterna Oración, Un Beso Traidor, una Espada Envainada, La Negación con el Canto del Gallo, y la imagen de la más fiel apariencia humana Ecce Homo.
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