Viernes, 10 de Abril de 2020. Cuenca | Rafael Torres/El Día digital.es /
“Raro y muy dolorido. Así fue el Jueves Santo que vivieron ayer los nazarenos conquenses y la ciudad en general. No era ese Jueves Santo que reluce más que el Sol en Cuenca. Fue un jueves normal de los muchos que trae el calendario.
El mutismo y la ausencia ocuparon las calles de Cuenca en la procesión de la sobremesa de Jueves Santo. Muda se quedó la campana que avisa a la ciudad que la procesión ya está en la calle. Túnicas y capuces en los armarios y velas apagadas. El sonido del Júcar era angustioso e insinuante, sabedor que hoy las bellas imágenes que cruzarían el Puente de San Antón, en su desfilar en busca de la parte alta de la ciudad no se reflejaran en sus dulces aguas.
Cuenca se quedó sin procesión y por sus calles no desfilaron las siete Hermandades, con sus nueve pasos que componen la Archicofradía de Paz y Caridad, guiado el cortejo por el Cristo de las Misericordias. "El Cristillo".
Los nazarenos del Jueves Santo rezumaron ayer Amor Fraterno, aferrándose a las imágenes de su devoción desde sus casas. Viviendo mentalmente cada trayecto de la procesión con sus respectivas Hermandades.
Para el recuerdo de este extraño Jueves Santo que la tristeza infinita en todos los nazarenos. Con la esperanza puesta en la Semana Santa del 2021 y en poder vivir un intensa y emotiva procesión de “Paz y Caridad”.
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