Con la llegada de la estación veraniega las personas buscan un lugar para bañarse y refrescarse y qué mejor que hacerlo que en las cristalinas aguas del río Escabas, en plena naturaleza salvaje, a su paso por el pueblo serrano de Cañamares.
Cuenca | Rafael Torres/EL DIA digital.es
Jueves, 12 julio 2018
La erosión formada por la lluvia y el viento ha ido construyendo con el paso del tiempo un hermoso entorno natural que envuelve de magia el cauce por dónde fluyen sus trasparentes aguas .
Un ejemplo claro de este bello escenario es el final del líquido elemento en su tramo más alto que ha dado lugar a un remanso en forma de playa de agua dulce en la que se producen fabulosos y saludables chapuzones.
Su ubicación al lado de la carretera, los servicios que ofrece un camping situado cerca del entorno natural que permite la acampada y tranquilidad para disfrutar en familia, y el hecho de contar con un merendero y de áreas recreativas, han convertido a esta zona de recreo y baño en lugar privilegiado y de verdadero catálogo de la naturaleza en su estado puro.
Este año, como consecuencia de las cantidad y duración de las lluvias producidas a lo largo de los meses anteriores, la cantidad y calidad del agua que discrurre por el río es mayor que en otras ocasiones y ofrece la posibilidad de disfrutar aún más del baño y de zambullierse en esa playa de interior.
De singular belleza para el viajero por sus paisajes realmente increíbles es el valle del río Escabas desde el Estrecho de Priego, hasta el parque natural del Hosquillo, pasando por Cañamares, Fuerteescusa y Poyatos.
En definitiva, un lugar idílico por los innumerables atractivos paisajísticos que ofrece este brutal paraíso salvaje incontaminado que lleva décadas esperando una declaración acorde con su categoría de bellísima reserva natural.
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