Las fiestas de San Mateo del 2018 se fueron junto con la maroma que ataba y llevaba a la vaca por las calles del casco histórico de la bella ciudad de Cuenca. Atrás quedaron cuatro días de intensa celebración que sirvieron para rememorar la hazaña del Rey Alfonso VIII un 21 de septiembre de 1177, festividad del Apóstol San Mateo, cuando el buen Rey Castellano conquistó la ciudad al poder sarraceno.
Cuenca | Rafael Torres/ EL DIA digital.es
Lunes, 24 septiembre 2018
La Asociación de Peñas Mateas organizó un año más, y ya van ocho ediciones, una recreación histórica de los aspectos de este periodo histórico tan importante para la ciudad. La puesta en escena corrió a cargo del grupo Conca, dotando a las fiestas de San Mateo de un contenido cultural que sirve para que muchos conquenses sepan el significado de las fiestas más populares que se celebran en la ciudad.
El San Mateo infantil celebrado el domingo día 16, fue un testimonio de lealtad y prueba de compromiso por parte de los más pequeños hacia las fiestas dejando clara la supervivencia de las mismas. Hay mucho relevo generacional y del bueno. Motivo este que obliga a los mayores a cuidar y pulir los detalles feos de las mismas para dejarles a esa futura cantera unas Fiestas de San Mateo que recojan y guarden lo propio y característico de lo que quieren conmemorar y expresar con esa expresión de alegría.
Para el recuerdo de este San Mateo del año 2018 queda el pregón de Juan Carlos Aguilar “Pataco” director de la Banda de Música de Cuenca, hombre escueto en palabras pero desprendido a la hora de llenar las fiestas de acordes musicales bajo los arcos de la Casa Corporativa de todos los conquenses. Huérfanas e incompletas estarían las tardes de las fiestas sin los acordes de los pasodobles creados por músicos y compositores locales sabedores del sentir de estas fiestas para muchos.
Segundo gran gesto de Aguilar, cuando mandó interpretar el primer día los pasodobles “El Curi” y “Dorito”, incondicionales ambos de los San Mateos. Veía desde las barandillas del cielo bailar a Ángel Muñoz con su hija como hacía cada tarde de interpretación de pasodobles a cargo de la Entusiasta y Deleitante Banda de Música de Cuenca. Y a Heliodoro Cordente escribir sonetos a sus infinitos amigos con bolígrafo de tinta de vino y servilleta de bar.
Destaco el buen juego en términos generales de las vacas del ganadero conquense Juan Vicente Mora, que hicieron disfrutar a lo largo de los cuatro días de festejos taurinos de grandes y vistosas carreras. Limpias y claras, con sprint final, en algunos casos como ocurría cuando la patrimonial vaca baja en vertiginosa velocidad hasta la calle de Alfonso VIII, para sumarse así a la onomástica de la celebración.
Más de uno se llevó un buen revolcón que no fue a más por el buen trabajo en forma de lidiadores del equipo de Maromeros que conocedores, más que nadie, del peligro que llevan en sus astas estos animales tiraban de manera eficaz del capote en forma de maroma para evitar una tragedia de dimensiones mayores.
El toro de fuego me sigue hechizando. Verlo correr de un sitio a otro de la Plaza Mayor, con su armazón metálico, imitando a las vacas que han corrido por el mismo sitio instantes antes de soltar las chispas y buscapiés, seguido por la chiquillería que emula a los corredores de la tarde y que muchos de ellos sueñan en serlo algún día, que no estará muy lejano, me devuelve al periodo santo de la niñez dorada y venturosa.
El día 21 de septiembre debe ser forzosamente fiesta local. Este viernes festivo, Día Grande de estas fiestas que vivimos en el casco antiguo de la ciudad, salón de estar de todos los conquenses en estas celebraciones y en todas las que tiene Cuenca, fue una descarga de alegría compartida entre familias enteras entorno a una celebración de nuestros antepasados. Fueron miles de conquenses los que desde primeras horas de la mañana se situaron en la Plaza Mayor, para acompañar la devolución del Pendón de Alfonso VIII, desde el Ayuntamiento a la Catedral y continuar celebrando los actos programados en honor de la festividad del Santo antes recaudador.
Para el año que viene el calendario marca el sábado 21 de septiembre como día de San Mateo. Prácticamente día festivo porque el sábado ya no se considera laborable excepto para empleados de comercio y de servicios públicos (médicos, bomberos, policías, etc.). Lo que garantizará de nuevo un éxito de participación en familia.
Me parece bien que en días laborables se reduzca la duración de la verbena pues los vecinos del casco antiguo también trabajan y ya sufren bastantes incomodidades y fatigas en estos días de Vaquillas.
Se nos fueron las fiestas del Glorioso San Mateo 2018, despedirse de ellas ha sido muy doloroso para mí y para muchos conquenses, que no hemos podido evitar unas lágrimas por su final. Celebrarlo de forma sana, divertida y pura entre familia y amigos lo han convertido en un disco duro personal de entrañables recuerdos, con todos los momentos vividos durante estos cuatro días que darán poesía a nuestras vidas y servirán como motor de recuerdos significativos para amortiguar la pena de los 363 días que faltan para que llegue de nuevo a nuestra vidas otra Vaquilla del alma.
¡¡¡¡VIVA SAN MATEO!!!!
Amplia Galería Fotográfica de las Fiestas de San Mateo del 2018: https://eldiadigital.es/imagenes/2413/
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