Felicidades a todos los abuelos en su onomástica
Hoy, día 26 de julio, se celebra el “Día de los abuelos”, un homenaje a los más grandes de las casas. Esta festividad fue promovida por la ONG Fundación Mensajeros de la Paz, que dirige el popular y conocido padre Ángel en 1998. No tiene carácter internacional pero también se celebra en países como Argentina, Brasil, Honduras, Panamá, Cuba o Venezuela.
La fecha coincide en el calendario católico con la festividad religiosa de los santos San Joaquín y Santa Ana, que fueron los padres de la Virgen María y por ende los abuelos de Jesús, según relata la Biblia.
Aparte de connotaciones y de coincidencias en la festividad de los abuelos. Todos los días del año deberíamos, y debemos celebrar el “Día de los abuelos” por ser los grandes protagonistas de la unidad familiar. Hasta el punto que para los nietos llegan a ser sus segundos padres o primeros por la familiaridad directa y muy especial que surge entre nietos y abuelos. Son ellos los que cada día de la semana, por trabajo de los padres, se encargan de llevarlos a la escuela, recogerlos y pasar casi todo el día con ellos. Recibiendo sus mimos, caricias, ternura y sus buenos consejos.
Recuerdo con cariño, la huella imborrable que han dejado mis abuelos en mi vida, como en el conjunto de las personas que han tenido la suerte de conocerlos. No pasa hora, que no me acuerde de ellos por su amor, bondad y sus expertas enseñanzas logradas después de andar un largo camino algunas veces, la mayoría, con espinas.
Bienaventurados aquellos nietos que han conseguido conocer a sus abuelos porque siempre tendrá en su vida un modelo a seguir, por medio, de su regalo de valores y de sus infinitas enseñanzas con las que afrontar los infortunios y dificultades que muestra la vida cada día. ¿Quién no recuerda la frase? La vida no es un camino de rosas es más bien de espinas y hay que saber llevarla.
No hay nada más placentero para los abuelos y nietos que compartir actividades y experiencias juntos, porque interviene de manera muy positiva en su conducta y relaciones personales. Esta ligadura de cariño, ternura y regocijo favorece marcadamente a la salud emocional de los abuelos, haciéndolos que se sientan útiles, activos, enérgicos y sobre todo enormemente felices.
No es de extrañar que un nieto que no tiene contacto con su abuelo o abuela por distintas causas, provoque en él, un vacío de memoria hacia esas personas irremediables. Serán seres extraños en su vida. Además, perderán un pilar básico en valores para su formación como personas.
Recuerdo los meses de pandemia y los difíciles momentos que tuvimos que pasar sin poder ver a los abuelos. Qué momentos más difíciles tuvieron que vivir ellos, experimentando la soledad y el miedo, pero dando muestras de su entereza, sin ninguna queja.
Felicidades a todos los abuelos, y abuelas de corazón. Y en especial a los míos porque me han hecho sentirme muy afortunado en la vida al haber podido disfrutar y compartir mi niñez y adolescencia con ellos.
Cuantos bonitos recuerdos viven hoy en mí de ellos. Los guardo en una esquinita del corazón muy pegados a la nostalgia donde duermen los sueños que uno no quiere ni desea olvidar nunca.
Una recomendación: “la mejor medicina que le podemos dar a nuestros abuelos y abuelas es la proximidad con nuestros nietos y nietas para dejar atrás la soledad, colmando con su presencia, su vida de alegría e ilusión”.
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