Historia. Cuenca ofrece la posibilidad de recrear cómo eran los refugios antiaéreos durante la Guerra Civil Española
Cuenca ofrece la posibilidad de recrear cómo eran los refugios antiaéreos durante la Guerra Civil Española
Dentro de las actividades culturales que programa el Ayuntamiento de la ciudad, existe la posibilidad de recrear y vivir como era un refugio antiaéreo visitando el situado en la calle Calderón de la Barca, justo en las escaleras que dan acceso al Hospital de Santiago.
Hoy en día, la ciencia táctica más extendida en los ejércitos modernos es la batalla aeroterrestre, que relaciona el dominio de los cielos a cualquier ofensiva que tenga apariencias de resultar victoriosa. La Guerra Civil Española no fue una excepción y representó el primer conflicto a gran escala donde se hizo uso de todas las variedades de la aviación de combate.
El bombardeo aéreo tuvo sus efectos más dramáticos sobre la población. En el recuerdo quedan los episodios de Guernica, Barcelona, Madrid y el Litoral Mediterráneo. Había que bombardear y terminar con las rutas y convoyes de abastecimientos, para propagar el hambre, así como el apoyo estratégico a las tropas terrestres mediante artimañas como las “cadenas de salto” o el “bombardeo en picado” que trajeron los Stukas Ju 87 alemanes.
Esta incesante actividad aérea motivó también la construcción de aeródromos, que eran desde una simple pista de tierra a otros campos dotados de alojamientos para la tropa, talleres e incluso refugios antiaéreos. Hay conocimiento de los de Sisante, Moya que prestaba apoyo al frente de Teruel y el de Pinar de Jábaga, que conectaba Madrid con el resto de la España Republicana.
Dada la superioridad de la aviación del bando nacional, la República promueve grandes acciones de protección de la población civil ante los bombardeos constantes que sufre su territorio. Cuenca es una ciudad de la retaguardia republicana durante toda la Guerra Civil, situada a medio camino entre el Frente de Madrid y Valencia. Sufriendo cinco bombardeos, que causaron 34 muertos entre civiles (18) y militares-fuerzas de seguridad (16).
Hay que retroceder en el tiempo para ponerse en contexto y escuchar las alarmas antiaéreas y ver a la población civil correr en busca de las Defensas Pasivas Antiaéreas, que se encontraban cerca de las casas o de los lugares de trabajo. Estos refugios fueron realizados con la colaboración ciudadana. La prensa local lo anunciaba de esta forma: “Nunca es tarde para proteger a la población civil contra los bombardeos de la aviación extranjera. Conquense, inclúyete entre los voluntarios de tu barrio para acabar pronto tu refugio.
Los refugios se construyeron excavando la galería con un compresor y explosivos, y en su edificación trabajaban voluntarias y voluntarios dirigidos por obreros mayores. En Cuenca existieron diversos refugios como el construido en el patio del Antiguo Hospital de San Antón, y en la Calles de los Tintes, Colón, Alfonso VII, Cerrillo de San Roque, El Almudí, y Calderón de la Barca, junto a otros subterráneos habilitados como refugios que llegaron a sumar hasta veinte túneles públicos entre 1937 y 1939, aunque no todos se finalizaron.
Para ofrecer una imagen lo más fiel posible de cómo eran estos refugios antiaéreos nos introduciremos en el de Calderón de la Barca, que cuenta con una longitud de 130 metros, aunque sólo 50 metros están para que puedan ser visitables. El túnel se excavó aprovechando la cercanía de la roca madre en las escaleras de subida al Hospital de Santiago desde la Calle Calderón de la Barca.
Fue reformado junto con el túnel de Alfonso VIII por el Consorcio de la ciudad de Cuenca, colocando para mejorar la experiencia del visitante, proyectores de pared con doble iluminación, superior e inferior, así como proyectores individuales para iluminar los paneles de la exposición, dónde se cuenta a los visitantes la función que tuvo en este lugar el conflicto bélico español.
El grupo de teatro “Trastos Teatro” recrea el ambiente a los visitantes de cómo los conquenses esperaban que se alejarán los aviones, con una visita teatralizadas en la que intervienen distintos personajes como la ama de la casa Desamparados, el tendero Anatolio, la voluntario de la Cruz Roja. Con esta curiosa puesta en escena se realiza una narración de cómo era la vida en los túneles y otros pequeños detalles.
En resumen, otra alternativa que ofrece la ciudad de Cuenca para sus visitantes en esta ocasión por medio de la “Cuenca subterránea”, que surgió con la pretensión de explorar, y adecuar los túneles y paisajes históricos abiertos en subsuelo conquense para ponerlos en valor, apróimandolos a ciudadanos y visitantes, para que conozcan su historia particular y por extensión, la Cuenca Subterránea.
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