El 6 de diciembre de 1996 la Unesco concedió a Cuenca el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad
Hoy día 16 de noviembre se celebra el Día Internacional del Patrimonio Mundial, una fecha simbólica, en la cual se estableció un acuerdo para la defensa, resguardo y conservación de todos los sitios naturales y culturales que existen sobre el planeta.
El Patrimonio Mundial compone todos los bienes naturales y culturales que existen en el mundo y que forman parte de la fortuna y el legado de toda la humanidad. Hoy en día, muchos de estos lugares se encuentran en alarma por un alto riesgo de desaparecer debido a la conducta imprudente y dañina de los seres humanos. Han tenido que pasar muchos años, y ver cómo se producían peligrosos perjuicios a monumentos históricos y naturales y al patrimonio cultural, para que más de 50 países se adhieran para constituir una cruzada mundial de conservación de estos bienes que no se pueden evaluar porque es imposible determinar su enorme valor.
Los conquenses tenemos la fortuna de contar con una ciudad Patrimonio de la Humanidad, a la que la gubia de la Historia y el tiempo han conferido un contorno irrepetible y único. Declarada oficialmente por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad” por virtudes y valores.
“Cuenca construye y conforma su paisaje sobre un puntal de piedra entre los ríos Júcar y Huécar, su espíritu se oculta en los interiores de las rocas. Sus piedras buscan el cielo y llevan volando a su Casco Antiguo por los quebrados ciclópeos sin romper su estabilidad”.
El 6 de diciembre de 1996 la Unesco concedió a Cuenca el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad por el cumplimiento de dos de los criterios de selección: “exhibir un intercambio de valores humanos dentro de un área cultural del mundo en el desarrollo de su arquitectura, tecnología, artes, urbanismo y diseño paisajístico y por ser un ejemplo destacado de conjunto arquitectónico que ilustra etapas significativas de la historia de la humanidad”. Siendo la novena ciudad española declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios conocido como ICOMOS, ubicada en París y ligada a la ONU, a través de la Unesco recomendó en su informe que se debía aceptar la candidatura de Cuenca porque resaltaba su Casco Antiguo como un claro ejemplo de la ciudad medieval fortificada que ha conservado su paisaje urbano original y que mantiene muchos ejemplos excelentes de arquitectura secular y religiosa de los siglos XII y XVIII. Subrayando que la ciudad amurallada se mezcla con el paisaje natural que le rodea. Siendo declarado no solamente el Casco Antiguo y el barrio del Castillo, sino también las hoces de los ríos Júcar y Huécar que la rodean y a los barrios de San Antón y Tiradores.
La inscripción la firma Federico Mayor Zaragoza, entonces director general de la Unesco, un 29 de marzo de 1997, en un día muy significativo para la ciudad como el Viernes Santo. Distinción que fue recogida por Manuel Ferreros, alcalde de Cuenca por aquella época. Entrando en 1998 a formar parte del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España.
Esta declaración implica sin duda un descomunal y ambicioso plan de recuperación y conservación del patrimonio histórico de la ciudad, en la que se debe de cuidar mucho las “actuaciones” que se desarrollan en el mismo. Todos tenemos presentes algunas de estas actuaciones que desgraciadamente para el patrimonio han sido poco o nada afortunadas.
Esta declaración por parte de la UNESCO como “Patrimonio de la Humanidad” implica sin duda alguna una enorme responsabilidad para conseguir que siga al margen del vaivén de los tiempos, fijada para siempre” tal y como las hemos ido conociendo” con el único objetivo de mantenerla eterna para siempre.
“En Cuenca está la creación y en sus rocas se congrega su nacimiento y en la voluntad de las mismas su principio y fin”.
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