El otoño trae a Cuenca un paraíso de hongos y setas
Con la llegada de la estación otoñal comienza la recogida de setas y hongos en Cuenca, una provincia donde se puede encontrar una gran diversidad de hongos y setas como el típico “Níscalo”, la senderuela, la seta de cardo, la colmenilla, el pie violeta o el champiñón silvestre, boletos, russulas, amanitas, tricomas, entre otras variedades. Convirtiendo la provincia de Cuenca en un tesoro para los amantes de la micología.
La Serranía de Cuenca es un jardín natural de hongos y setas debido a las condiciones climáticas tan apropiadas para la aparición de los mismos. La Sierra es un pulmón forestal, con un nivel de pluviosidad aceptable unido a la elevación del terreno, hacen de la Sierra un lugar sublime para la aparición de las setas y hongos.
En sus más de 70 mil hectáreas de extensión, se pueden contabilizar más de 2.000 especies de setas y hongos diferentes. Una de las setas comestibles silvestres más comunes y abundantes es el Níscalo, rebollón, reboñuelo, rovellón, esne gorri, científicamente llamadas Lactarius Deliciosus, crecen en bosques mixtos y sobretodo en pinares, de ahí uno de sus nombres populares, pinetell.
Resultando muy saludable desde el punto de vista alimenticio debido a su excelente textura, dura y entera, que permite ser cocinado de diversas formas. Es una seta muy fácil de identificar en el campo por su color anaranjado.
Aunque muchos conceptuamos que los níscalos son todos iguales y popularizamos con su nombre, lo cierto es que hay varias especies de níscalos, todos con un atrayente y delicioso sabor: L. deliciosus, L. sanguifluus y L. semisanguifluus. Depende del látex que desprende el hongo una vez recolectado para saber a qué especie de estas tres señaladas pertenece el níscalo.
De tal forma, que el Lactarius deliciosus es de pie ahuecado y corto, más o menos cilíndrico o estrechado un poco en la base. De estructura granulosa. El sombrero suele oscilar entre los 4 y 16 cm de diámetro y su color es anaranjado se ve modificado por círculos concéntricos de tonos rojizos y pálidos. Al cortarlo desprende un líquido de color naranja. Uno de sus colorantes se elimina por el riñón después de haberlo ingerido; alterando el color de la orina que puede asustar al que no sabe la causa.
La seta Lactarius sanguifluus cuando se rompe o es cortada, desprende un líquido de color sanguinolento que pasa a color verdoso con su explosión en el aire. Su sombrero se de color anaranjado o marrón rojizo con zonas concéntricas de color más oscuro, y va adquiriendo forma de embudo según va madurando. Se pueden coger de forma aislada o en grupo pero principalmente en los alrededores de coníferas, especialmente de abeto de Douglas.
El hongo Lactarius semisanguifluus pertenece a la familia Russulaceaae de calidad comestible muy parecido a Lactarius deliciosus. Su principal característica es que tiende a volverse verduzco en casi todas sus partes, crecer debajo de los pinos silvestres y el suelo calcáreo desde finales del verano hasta el otoño.
La coloración del látex es de color zanahoria, al poco tiempo adquiere el color rojo sangre primero y rojo-vinoso oscuro un poco más tarde. La carne es compacta y consistente, de color verde en la zona superficial del sombrero. Olor débil no agradable y sabor ligeramente amargo y algo picante.
Este año la temporada de setas en Cuenca está siendo muy buena como resultado de las buenas condiciones climatológicas que han reinado en una primavera de lluvia. Han sido bastantes abundantes las tormentas primaverales y esto ha propiciado que los micelios estén cargados y puedan crecer con mucha rapidez provocando una gran ciclo de hongos y setas desde finales del verano hasta bien entrado el otoño.
Cuenca ofrece en otoño la posibilidad de disfrutar de la naturaleza a través de la riqueza en la búsqueda de setas y hongos, mezclado con la multitud de colores que ofrece el ecosistema en sintonía con la vegetación de la temporada otoñal.
Pasear por la Sierra de Cuenca y sus senderos buscando y recogiendo diferentes tipos de hongos es un aliciente más para disfrutar del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, todo un “cielo” para los amantes de la micología.
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