SEMANA SANTA CUENCA El Miserere de la Madrugada del Viernes Santo de Cuenca, pendiente del coronavirus.
SEMANA SANTA CUENCA
El Miserere de la Madrugada del Viernes Santo de Cuenca, pendiente del coronavirus
Jueves, 12 de Marzo de 2020. Cuenca | Rafael Torres/El Día digital.es
La España Nazarena pendiente de los movimientos del coronavirus porque puede verse afectada de forma directa con la suspensión de todas las procesiones. No es un alarmismo ligero, es una realidad que la Semana Santa del 2020 corre peligro de poderse celebrar por motivos de precaución ante los últimos acontecimientos que se están originando por la epidemia del coronavirus.
La Semana Santa de Cuenca no es ajena a esta “posible suspensión” ya que es una manifestación popular que concentra a un importante número de personas tanto dentro de las filas de las hermandades como fuera del recorrido y que son, previsiblemente, focos de contagio de una enfermedad que ya parece ser una amenaza de pandemia tanto en España como en todo el mundo, por lo que se tienen que tomar convenientes medidas preventivas.
Ya lo hizo la Hermandad de la Esclavitud de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli que atendiendo a las recomendaciones sanitarias dirigidas a prevenir el contagio por el coronavirus, acordó la suspensión del besapié a la imagen, sustituyéndolo por una inclinación de cabeza.
Es obvio que la alerta por el coronavirus y la posible suspensión de la Semana Santa está en la mente de la Junta de Diputación de la JdC, de las directivas de las hermandades y de los propios nazarenos, porque a fin de cuentas, es el momento más deseado y esperado por todos, la llegada del Domingo de Ramos y el comienzo de la Semana Santa con la salida de la primera procesión desde la antigua iglesia de San Andrés.
La decisión histórica de “aplazar” las Fallas Valencianas y de suspender las fiestas de la Magdalena de (Castellón) por las recomendaciones del Ministerio de Sanidad que muestra como medida de contención del coronavirus evitar las grandes aglomeraciones y los movimientos ciudadanos hacen mirar de reojo y con precaución. Pues esta decisión se antoja clave para la celebración de la Semana Santa cuando apenas faltan 24 días para que suene el primer toque del tambor.
Lo cierto y verdad que una hipotética suspensión de las procesiones no solo tendría consecuencias de quebranto emocional y económico para las hermandades conquenses, que ya tuvieron que suspender por razones climatologías la mayoría de las procesiones del pasado año, también para todo el sector servicios de la ciudad que se encuentra aparejada a la Semana Santa donde los movimientos económicos serían nulos. Un duro golpe para una ciudad que cuadriplica su población en esa fecha tan significativa para Cuenca.
En caso de tener que suspenderse, Dios no lo quiera, sería la segunda vez que se suspende la Semana Santa de Cuenca, la primera vez como consecuencia de la contienda civil española. El ajetreo de las hermandades en Cuenca sigue su curso, aunque con “suspensiones de actos” programados por algunas de ellas siguiendo las indicaciones bien de Ministerio de Sanidad o de la Consejería de Salud de la Junta de CCLM.
Las hermandades han vivido a lo largo de sus siglos de historia muchos acontecimientos de todo tipo y han sobrevivido a guerras y a corrientes políticas. Raro es el año que, por la climatología, alguna no ha podido desfilar. Por lo tanto no sería la primera vez ni la última que se suspenden las procesiones.
Al nazareno sólo le queda tener serenidad y compresión si, finalmente, no puede desafiar con sus imágenes por las calles de Cuenca. Desde luego nadie quiere eso, pero si llegado el caso habría que asumirlo con naturalidad y siempre la voluntad de Él, y pensar que dios mediante, el año que viene será otro año.
En definitiva, mucha sensatez y cordura, queda cerca de un mes para la celebración, y hay que esperar a ver cómo evoluciona la situación del coronavirus.
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