Feria Tauria San Julián 2022
Justo y Aguado salen a hombros de la plaza y entran en la historia de la Feria de Cuenca
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Extraordinaria tarde de toros la vivida ayer en la plaza de toros de Cuenca, en la tercera de abono de la Feria de San Julián. Donde se cortaron cinco orejas. Una Morante de La Puebla, dos Emilio de Justo y otra dos Pablo Aguado a un gran encierro en su conjunto del hierro de Rehuelga, destacando por encima del resto el 2º, que fue premiado con la vuelta al ruedo; y el extraordinario 6º, que recibió el premio de la vuelta al ruedo cuando una gran mayoría del público solicitaba la petición del indulto que la presidencia no concedió. La plaza registró algo más de ¾ de entrada en una tarde de mucho calor y expectación en el cartel.
Pasará el tiempo y no se olvidará en la mente de los aficionados que asistieron al festejo de la Champions de Cuenca, lo ocurrido en el ruedo durante el festejo “del arte y del reencuentro”. Tarde llena de detalles taurinos y de buenos toros que dieron en su conjunto un altísimo espectáculo de arte y bravura que acabó convirtiendo la fecha de la misma en histórica. La tarde del 22 de agosto de 2022, con 2 nombres propios Emilio de Justo y Pablo Aguado, 2 toros excepcionales de nombre Lumbrero con el nº 17 y Callejón con el nº 9.
Era la segunda tarde de su “vuelta a los ruedos” de Emilio de Justo después de su gravísimo percance en Madrid, hacía parada en la plaza de toros de Cuenca y se encontró con un buen toro. Lo demás lo puso el. Bellos y largos pases al natural, interpretados por los aficionados desde sus localidades. Muchas, muchísimas ganas demostró Emilio de Justo para volver a recuperar su sitio. Hay que destacar que aún no está en plenas facultades físicas en cuanto a movilidad en el tren superior, lo que agranda aún más su existo y sus ganas de darlo todo en la arena.
Pablo Aguado tuvo el “detalle humano de la tarde” al brindar el toro a su compañero y amigo Emilio de Justo en su regresó a “su vida taurina”, que el respetable agradeció porque lo entendió como un gesto de honradez torera. Faena aseada a su primero que embestía a media altura sin trasmitir poco o nada.
Hubo que esperar al sexto para que se produjera la explosión del ensueño y la ilusión en el ruedo y en los tendidos. Hubo cante jondo del bueno en el ruedo. Con buen tranco y galopando salió el toro “Callejón”. Bien en el caballo metiendo los riñones en el peto del picador. Llegó a las manos de Aguado, y este, le instrumentó suaves tandas de muletazos de cartel, muy pausados con una extrema suavidad. No dejaba de embestir “Callejón”, una y otra vez. La plaza entera era una caldera de emociones. Indulto, indulto…
El público pidió insistentemente el indulto y salvar la vida de “Callejón” pero el palco presidencial se negó, mandando dos avisos a los que Aguado, respondió con una certera estocada a la segunda. Premio para el torero de dos orejas y vuelta al ruedo al toro.
Aguado en su vuelta al ruedo invitó a salir al ganadero Rafael Buendía que aceptó la invitación y saludó desde el centro de la plaza al público. Todo era y fue para siempre un clamor taurino que nunca se olvidará en la mente del aficionado.
Ya queda escrita en letras de oro una tarde histórica en la plaza de toros de Cuenca.
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