Historia de las hermandades de la Semana Santa de Cuenca
Comenzamos este espacio en eldiadigital.es con el objetivo de dar a conocer la historia de las hermandades de la Semana Santa de Cuenca, en otro año de luto nazareno golpeado duramente por la pandemia del coronavirus. A estas alturas de la cuaresma la ciudad sería un suceso de actos religiosos, culturales, de conciertos de marchas procesionales y Juntas Generales de subasta de banzos.
Una actividad delirante en el seno de todas las hermandades que por segundo año consecutivo ha quedado reducida a una Solemne Función Religiosa del titular o titulares de la hermandad. Y en otro orden, a una misa de réquiem por el eterno descanso de los hermanos fallecidos con especial recuerdo a los que lo hicieron durante este año.
Eso sí, siguiendo la hoja de ruta que marcan las autoridades sanitarias para evitar el contagio del coronavirus. Algunas hermandades hacen uso de las nuevas tecnologías con el fin de que los hermanos puedan participar en los cultos con asistencia de forma virtual por medio del canal de YouTube de las parroquias. Y la retrasmisión de los actos por medio de las redes sociales de las hermandades.
Comenzamos la historia de las hermandades conquenses con la primera que abre los desfiles procesionales de la Semana Santa de Cuenca, en el Domingo de Ramos. “Procesión del Hosanna”.
Venerable Hermandad de Jesús Entrando en Jerusalén y Ntra. Sra. de la Esperanza.
Son los niños Cordijeros de Cuenca, que forman parte del Cuerpo de Aspirantes de la Juventud Franciscana Conquense, quienes comienzan la promoción de esta idea en el año 1929, intentando mover al pueblo de Cuenca para conseguir el paso de la Borriquilla.
Pero, pese a los esfuerzos realizados, a la intervención de numerosas autoridades y a la campaña difusora iniciada el 18 de julio del mencionado año, en el periódico “El Centro” aparece en su primera página un artículo bajo el título “En pro de nuestra gran Semana Santa”, firmado por “Equis” cuya única finalidad es dar conocimiento del nombramiento de una comisión en la que actúa como don Enrique Benítez y cuya meta es la recaudación de fondos para conseguir financiar el mencionado paso.
Los niños conquenses deberían esperar hasta que en el año 1952, por vez primera, sale de la Catedral a las cuatro de la tarde con destino a la iglesia de San Antón el paso de La Borriquilla, obra del conquense don Luis Marco Pérez.
La Junta de Cofradías había encargado esta talla en 1949 obrando en su poder ya en 1951; en este año no es posible iniciar el desfile al no encontrar colectivo que desee formar Hermandad y hacerse cargo de la talla. El Frente de Juventudes es el primer destinatario previsto de esta imagen, pero en la última instancia renuncia a ello. El 6 de abril del mencionado año la Hermandad de la Virgen de la Luz acepta la organización del desfile para el año 1952.
La Hermandad de San Juan Apóstol, un año después, se incorpora al desfile con la talla de la Virgen del Amparo encargada con este fin, haciéndose cargo definitivamente de la organización en 1954, al renunciar la Hermandad de la Virgen de la Luz.
La Cruzada Eucarística se responsabiliza de la organización en 1957, en cuanto a la participación infantil, se refiere, continuando la talla bajo la custodia de la Hermandad anteriormente mencionada, hasta que definitivamente en 1961, por mediación del Presidente dela Cruzada, con Camilo Fernández de Lelis, ésta se hace cargo de la custodia de la talla y de todo el desfile, para el que se cuenta con la participación de los alumnos de los seminarios de San Julián y de San Pablo.
Será definitivamente el 23 de enero de 1973 cuando un grupo de amigos que hasta la fecha han sido los banceros de esta talla, se constituyan legalmente como Hermandad, por iniciativa de don José Luis Marco Nielfa, previo acuerdo con don Federico Rodríguez Ortiz, de la Cruzada Eucarística, y con don Francisco Bermejo Bustos, presidente de la Junta de Cofradías.
En el desfile de 1990 incorpora la Hermandad nuevamente la figura de la Madre de Dios a su desfile, representada en esta ocasión por la talla de María Santísima de la Esperanza, obra del conquense Eduardo Ladrón de Guevara Cano.
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