Semana Santa
Origen de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Vera Cruz de Cuenca
Seguimos conociendo y ofreciendo en esta sección de eldiadigital.es el origen de la Hermandades de la Semana Santa de Cuenca, y en esta ocasión llega el turno a la Muy Ilustre y Venerable Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, que desfila en la procesión penitencial del Lunes Santo con el Cristo de la Vera Cruz.
Empieza a caer la noche sobre la ciudad de piedra y después de un Domingo de Ramos de ajetreo de palmas y ramos de olivo zarandeándose emocionados sobre el Casco Antiguo, un velo de sombra se cierne sobre el Cristo de la Vera Cruz, que agoniza antes de su muerte.
La Muy Ilustre y Venerable Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, realiza su primer desfile en la noche del Lunes Santo del año 1996. Dentro de sus fines fundacionales está el cubrir el hueco existente dentro de los desfiles procesionales de la Semana Santa de Cuenca.
El acta fundacional de la hermandad, se lleva a cabo el 8 de marzo de 1995, firmada por los legislativos de la misma: Antonio Sáiz Ramírez, José Manuel Vela Velasco y José Israel Casanova Valero, celebrándose Junta General para la aprobación de sus Constituciones el 19 de octubre del mismo año.
Quedando reglamentada la uniformidad de la hermandad en sus Estatutos, consistente en túnica y capuz negros, ceñida al cuerpo con cordón de Franciscano con escudo sobre el capuz en forma de cruz patada en color granate. Los hermanos que participen en la procesión llevarán forzosamente zapato negro y portaran hachones de luz natural.
Con el fin de conseguir una imagen para el desfile, se estudia la posibilidad de conseguir uno de los Cristos existentes en el Museo Diocesano, en particular el conocido como “el de los Sacristanes”, pieza del Siglo XVI. Descartada esta imagen, se solicita al Cabildo Catedralicio la talla hispano flamenca, atribuida a Diego de Flandes y conservada en el Museo de la Catedral, expectativa también rechazada.
Después de varias gestiones realizadas por la Junta Directiva, el 3 de febrero de 1996 se presenta a los hermanos para su aprobación una imagen de un Cristo en el momento de su Expiración, obra de finales del siglo XVII, de 1, 70 metros de altura, encontrada en una tienda del rastro madrileño propiedad de José Manuel Fernández Monasterio, con un importe de dos millones cuatrocientas mil pesetas.
La imagen es aceptada por la hermandad y pasa a ser la titular de la misma. Siendo consagrada por el Obispo D. José Guerra Campos en la iglesia del Convento de las Concepcionistas Franciscanas de la Puerta Valencia, el día 2 de marzo. Las andas son realizadas por los hermanos Juan José Soria Muelas y Rafael Redondo Moya y en el frontal de las mismas se instala una hornacina que da cobijo a un fragmento del “Lignum Crucis” cedido por el párroco de la iglesia de Santiago, José Antonio Navarro Saugar.
Establece su sede canónica en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, si bien como consecuencia de la obras de restauración que se están llevando a cabo en dicha iglesia, se ubica provisionalmente su sede en la iglesia de San Nicolás, con el indecente de no poder iniciar el desfile desde dicha iglesia por la altura de la Cruz. Iniciando su primer desfile el día 1 de abril de 1996 a las 22: 30 horas desde el Palacio Episcopal y bajo una penetrante lluvia.
Anteriormente al desfile procesional y atendiendo a su carácter penitencial los hermanos que participan en el cortejo se reúnen para celebrar la Eucaristía en la capilla de verano del Palacio Episcopal, oficiada por el Obispo de la Diócesis. Introduce la hermandad en el desfile el sonido de dos roncos tambores que marcan el paso de los banceros.
Actuando los componentes del Coro de Cámara Alonso Lobo como miembros de la hermandad, vistiendo túnica y cogulla negras e interpretando durante todo el recorrido distintos motetes pasionales, terminando con la interpretación del Miserere a su entrada en la iglesia de San Esteban, iglesia donde finaliza la procesión penitencial.
Otra de las peculiaridades que definen el desfile procesional del Lunes Santo es la predicación de “Las Siete Palabras”, en las iglesias y Conventos por donde transcurre el recorrido. La Primera Palabra fue leída por Monseñor Guerra Campos desde el balcón del Palacio Episcopal; la Segunda y Sexta palabra la realizó el párroco José Antonio Navarro, ante la Catedral y la iglesia de El Salvador en ese orden; el sacerdote Ángel Horcajada instruyó la Tercera Palabra en el Convento de las Adoratrices; la Cuarta Palabra corresponde a Pedro Fernández en la Iglesia de San Felipe Neri; Fernando León predica la Quinta Palabra en San Andrés y en el Convento de Franciscanas de la Puerta de Valencia, el consiliario Dimas Pérez predica la Séptima.
En su primer año de desfile y con lluvia en algunos tramos del mismo participaron cerca de un centenar de hermanos. La puesta en escena del primer desfile contó con el agrado y satisfacción de la Comunidad Nazarena que deseaba poder cumplir el sueño de tener un desfile en la noche del Lunes Santo, como presagio de lo que está por venir.
El desfile del Cristo de la Vera convierte sus pasos en meditación, el mecer de sus banceros en plegaria silenciosa, hacia el interior de uno mismo.
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