Historia de la Venerable Hermandad del Santísimo Cristo de la Luz
Santa María Magdalena en su desfile del Perdón, recuerda con su presencia en el mismo cada Martes Santo, la figura de don Emilio Sáiz Díaz, benefactor de la misma.
Y María tomó una libra de perfume de nardo auténtico, de gran precio, derramándolo sobre los pies de Jesús de Medinaceli, y luego enjugó con sus cabellos; y se llenó la procesión del Perdón de Cuenca de la fragancia del perfume.
Cuando la Hermandad del Santísimo Cristo de la Luz, en su Junta de julio de 1951, acuerda incorporar al desfile procesional el desaparecido paso de la Lanzada, solicita varios proyectos y presupuestos, encontrándose con que una anónima hermana se compromete a anticipar a la Cofradía el importe de la talla, que le sería devuelto cuando se tengan fondo, pero con la condición de que sea obra de determinado escultor.
Definitivamente se convence a esta señora para encargar el paso a Martínez Bueno y que ella, no obstante, cumpla la promesa realizada. Cumplida la misma y financiado de esta forma el paso de La Lanzada, la anónima benefactora ofrece a la Hermandad la talla de María Magdalena encargada al taller de José Rabassa.
En principio la Hermandad no desea recibir este regalo por no considerar conveniente su participación en dos desfiles, siendo concluyentemente aceptado ante el ofrecimiento del hermano don Emilio Sáiz Díaz, quien se compromete a confeccionar gratuitamente el vestuario de esta talla, que había costado a su anónima cedente la cantidad de seis mil pesetas.
Precisamente, en todas las Juntas se presenta como apoderado de la mencionada hermana, el hermano Emilio Saiz Díaz, quien dice hablar en nombre de tercera persona, siendo, sin embargo, el sentir de la Hermandad que es el propio hermano quien realiza este regalo, que por primera vez desfila en 1.954, ya que, como componente de la Junta de Cofradías, es consciente de la necesidad de apoyar y dar más esplendor al recientemente nacido desfile de Martes Santo, lo que se consigue con la incorporación de esta talla y la del Bautista.
Una prueba más de la procedencia de la donación es el hecho de que este hermano se hace cargo no sólo de todo lo concerniente a María Magdalena en su primer desfile, sino tomándola bajo su particular cobijo, estrenando la talla, año tras año, nueva túnica o manto, convirtiéndose en la imagen de nuestros desfiles que cuenta con el más amplio vestuario.
La Cofradía reconoce su amplia labor en favor de la misma nombrándolo Hermano Mayor Honorario el 28 de marzo de 1.954. Su unión con esta talla fue total, falleciendo un Martes Santo, mientras “su” María Magdalena le rendía homenaje, llorando su ausencia por las calles conquenses en aquel anochecer de 1.984.
Su imagen puede tener doble representación. De un lado el arrepentimiento de la santa tras ser perdonada por Jesús, y por otro, bien pudiera representar el momento en que, al amanecer del Domingo de Resurrección, la Santa va camino del Sepulcro de Jesucristo para terminar de embalsamar el cuerpo del Maestro.
El Martes Santo de 1.995, la talla de María Magdalena se incorpora nuevamente al desfile del Martes Santo, desde la iglesia de El Salvador, tras quince años saliendo desde la antigua iglesia de San Andrés.
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