“MARCO PÉREZ”, PADRE ARTÍSTICO DE LA SEMANA SANTA DE CUENCA
Viernes, 12 de Abril de 2019. Semana Santa | Rafael Torres/ El Día digital.es
Nada emociona más a un nazareno de Cuenca que hablar y divulgar sobre su querida y amada Semana Santa, declarada por sus caracteres intrínsecos transmitidos de generación a generación a través de siglos, de Interés Turístico Internacional en el año 1980, junto a Málaga, Valladolid y Sevilla.
Este importante galardón del que se enorgullece y alardea la comunidad nazarena se debe en gran medida a la persona del imaginero conquense reconocido internacionalmente don Luis Marco Pérez. Hay muchos nazarenos que pensamos que Marco Pérez, fue enviado por Dios, para que creara imágenes suyas lo más reales posibles, vividas por él, en su Pasión, Muerte y Resurrección. Estas iconográficas tan reales servirían en el tiempo para dar luminiscencia de esos hechos y por medio de las mismas ofrecer testimonio de su vida humana en la tierra.
La Semana Santa de Cuenca al igual que ocurre con la del resto del territorio español sufre directamente las consecuencias de la inhumana guerra civil, dejando desastrosas secuelas en la imaginería procesional. En la ciudad de Cuenca, la mayoría de los pasos son quemados y destruidos a consecuencia de los sacrílegos incendios.
Esta bélica situación que sufren las hermandades conquenses, provoca en todas ellas la desaparición total de la historia de las mismas (prácticamente se dispersan) lo que exige a estas una vez terminada la contienda civil a volver a reorganizarse y a buscar una talla procesional que sustituya a la anterior. Surgiendo como un “Ángel Salvador” el imaginero Marco Pérez con sus prodigiosas manos guiadas por “El Creador” para que realizara imágenes procesionales similares a su efigie y semejanza.
La figura del gran escultor y padre artístico de la Semana Santa de Cuenca, se debe imaginar con la gubia en mano labrando, y creando vida, en los olorosos troncos de las maderas nobles, estampando en sus obras la serenidad más augusta, y concediendo a sus imágenes fuerza, belleza y dulzura, que son puestas al servicio de la propaganda de la fe. Creo como nazareno que es de un obligado cumplimiento dedicar este artículo para que conozcan, un poco más en detalle, al que ha sido considerado uno de los escultores más importantes de la imaginería religiosa del siglo XX, junto a José Capúz, y a Federico Coullaut-Valera, entre otros.
Entre 1940 y 1955 la ocupación del escultor es incesante, centrándose en cincelar monumentos en honor de los vencedores de la guerra y en tallar numerosos pasos procesionales para Cuenca y Cuidad Real. Sus primeros encargos fueron la confección de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador y Jesús Amarrado a la Columna de la iglesia de San Antón, que desfilaron por primera vez en el año 1941.
La recién creada Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca, se marcó como principal fin la reconstrucción de la misma, le anima para que se aprestase de forma exclusiva en rehacer la práctica totalidad de las imágenes y pasos procesionales, con el resultado de devolver a la Semana Santa el esplendor que tenían antes.
Como no podía ser de otra forma, el imaginero acepto de buen grado al deseo de sus paisanos de llevar a cabo esas singulares expresiones de la religiosidad popular y hasta 1944 se dedicó de manera intensa a crear las nuevas imágenes, tallando entre 1941 y 1942 los pasos de San Juan Bautista, La Oración en el Huerto, la bella imagen de San Juan Evangelista, El Beso de Judas, La Virgen con San Juan, La Soledad y el Cristo Yacente. En 1943 realiza el Cristo de los Espejos y la Virgen de las Angustias, escultura a la que el autor dedica un cariño especial. En 1945 realiza el paso del Descendimiento, una de sus más ejemplares creaciones. Realizando en el año 1947 el paso de San Pedro Apóstol.
En todas sus creaciones emulo a los grandes maestros castellanos y andaluces del Siglo de Oro o al Salzillo dieciochesco. Para la confección de las figuras que realizaba para los pasos, Marco Pérez moldeaba los grupos en pequeño, realizándolos a un tercio de su tamaño definitivo, y al realizar el proceso de vaciado en escayola, fraccionaba las figuras en trozos, sacándolos luego en puntos, para terminar ampliándolos al tamaño definitivo. Cabe destacar, que nuestro protagonista realizó en los años treinta los primeros pasos procesionales que fueron (La Santa Cena, El Descendido, y Cristo Agonizante) todos ellos de una gran calidad pero desaparecidos en la guerra civil.
El 17 de enero de 1983, en el más absoluto olvido y expatriado de su lugar de origen, Fuentelespino de Moya, (Cuenca), fallecía en su casa de Madrid, en la que subsistía sólo y casi en los umbrales de la pobreza total, el profesor de la escuela de Bellas Artes y académico de San Fernando, don Luis Marco Pérez, a los 86 años de edad, siendo enterrado en el Cementerio de la Almudena en una fosa muy poco digna para un artista de su magnitud que en vida había creado multitud de formas bellas.
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