Finalizas las fiestas de San Mateo, con la pena de que se han acabado y alguna lagrimilla que se escapa, es obligatorio volver al baúl de la feliz memoria para venirte anímicamente arriba y coger fuerzas para pensar en el San Mateo del 2018.
Si es cierto los que afirman que la vida son cuatro días 18,19, 20 y 21 de septiembre, para los amantes de estás entrañables fiestas desde luego que ya digo yo que sí.
A vaca pasada es hora de hacer balance. Empezaremos por las protagonistas de las fiestas " las vaquillas" que han dado un juego extraordinario por sus hechuras, sus cornamentas que daban miedo, y lo más importante tenían buenas patas logrando con ello grandes carreras. La mayoría subía y bajaba hasta la calle de Zapaterías dos veces y no lo repetía porque la sujetaban. Qué bravas! Enhorabuena a los encargados de escogerlas por su acierto y al ganadero conquense Juan Vicente Mora por su crianza.
Me emociona recordar lo feliz que se sentía el ganadero viendo el juego de sus animales. Recuerdo a su padre Mora cuando le entregamos la Maroma de Oro como se abrazaba a su hijo (actual ganadero) y le decía " hijo a San Mateo hay que traer lo mejor de nuestra ganadería que es nuestra plaza la que llevamos en el corazón". Que grandes los dos. Los últimos románticos de la trashumancia.
Mención especial para los maromeros; verdaderos ‘ángeles de la guarda’, gran trabajo este año y (todos) pero en especial en esta ocasión que por las singularidades del ganado les han puesto a prueba y de qué manera saliendo airosos de la misma. No me extraña teniendo como ayudante y profesor al incombustible Luis "El Tata " con 45 años de maroma en sus manos. No debemos extrañarnos. Qué alegría me dio verlo recuperado de sus problemas de salud. No miento si digo que nos abrazamos llorando al grito de San Mateo.
Es justo reconocer que nuestros San Mateos no serían lo mismo sin la actuación de nuestra querida Banda de Música de Cuenca, previo a la suelta de vaquillas. Nuestra fiesta estaría incompleta, huérfana de música. Su director Juan Carlos Aguilar Arias, ha conseguido junto con los componentes de la Banda armonizar las fiestas con un programa compuesto por pasodobles de personajes y toreros de Cuenca. Qué bien suena la Banda bajo los arcos enviando melodías por doquier a todo el Casco Antiguo. Se humedecen los ojos al escuchar a la Banda porque sólo la música es capaz de hacerte recordar momentos felices y melancólicos de San Mateo pasados con sus historias enlazadas a nuestras vidas y a las personas que nos faltan.
Capítulo aparte y atención especial merece el equipo médico al completo y los voluntarios de la Cruz Roja por su dedicación y esfuerzo. Nadie quiere que ocurra nada pero son fiestas donde el riego y el peligro existe y por tanto la tragedia es una posibilidad que debe tenerse siempre en cuenta. Ellos son los capotes salvadores en forma de manos milagrosas expertas en reparar y coser el roto epidérmico para tranquilidad de nuestras vidas. Nombraré a Elsa Jiménez, (discípula de su padre el cirujano Amador Jiménez, media Cuenca han operado sus manos); Francisco Pulido, siempre atento, Julio y demás galenos de los que espero que no se me enfaden por no nombrar.
Mi felicitación de corazón a todas las peñas mateas y a la directiva de la Asociación que las agrupa con Javier Benayas al frente. Estás fiestas serán inmortales por su gran trabajo en favor de las mismas inculcándolas de generación en generación.
Quiero destacar un aplauso extensivo a todas la personas que hacen posible las mismas. No nombraré a nadie para que no caer en el involuntario error de dejarme a alguien y que se sienta mal. Y con razón.
No puedo entender cómo la mejor fiesta de interés Turístico Regional desde el año 2001 no es fiesta local. Nuestros regidores tienen que tener claro lo que significa para los conquenses está celebración. Es honrar nuestras más fuertes raíces, la razón de ser del pueblo conquense recordado cada día 21 de septiembre como se viene haciendo desde hace 840 años. No se comprende que se prive a los más pequeños de la fiesta al tener que acudir al colegio y que no exista fiesta local para que los padres, libres de trabajo los puedan acompañar. De este modo no habría que paralizar las carreras de las vaquillas para que puedan salir los niños del colegio El Carmen como ocurrió este año.
Argumentan los políticos que solo puede ser fiesta local los días de la patrones. Pero ellos han sacado" la vaca" y han dado maroma para albergar la posibilidad de dejar San Julián en el domingo más cercano al 28 de enero y de celebrarlo con solemnidad ese día como el bueno de San Julián, se merece. Cómo se va hacer en el año 2018 que se traslada la festividad de San Julián al caer en domingo al 21 de septiembre. Regidores de la noble ciudad de Cuenca: Si se hace una vez, por qué no lo dejamos para siempre y no lo movemos nunca jamás. No se puede hacer hoy sí y mañana no. No se aguanta el argumento. Seguiré peleando por conseguir que el día 21de septiembre sea fiesta local y se celebré como el bueno del rey Alfonso VIII le gustaría que fuera.
Ojalá que entre todos los que amamos estás inigualables fiestas consigamos enseñarles y demostrarles a las generaciones futuras que para sentirlas y amarlas como algo nuestro no es necesario beber a caudales. Por el contrario, la sana diversión admite cómo todo un equilibrio de bebidas alcohólicas que no le hagan sentirse mal y perderse las mismas por algo tan ridículo e impropio de esta fiesta.
Y desde aquí me permito hacer una sugerencia para el Ayuntamiento de Cuenca. Desde hace dos años se viene poniendo en práctica después del cohete anunciador de la suelta de las vacas unas recomendaciones grabadas que advierten a las personas que se encuentran en la plaza muy bien. Pero háganlo también en inglés, y si me apura en francés, en chino y japonés, porque estás fiestas coinciden con la visita de muchos turistas de todo el mundo y no saben con lo que se van a encontrar como les pasó a un matrimonio de alemanes que sufrieron la cogida de la vaca con graves consecuencias. Estos seguro que no vuelven y hablarán mal de nuestra hospitalaria ciudad. Yo coincidí durante los cuatro días con polacos, ingleses, franceses y una legión de chinos o japoneses. Ahí me pillan!!
Del mismo modo felicito a los dirigentes de las peñas mateas y les invito a que perseveren por mantenerlas íntegras y puras y no admitan en ellas aditivos ni colorantes que no la benefician en nada. Deben ser conscientes que agrupan a la mayoría de los jóvenes de Cuenca y eso les da mucha fuerza para solicitar mejoras en la fiesta como la verbena del día 17 de septiembre o la declaración de fiesta local. Son el mensaje de la mayoría de los conquenses que sepan aprovecharlo en favor de la fiesta.
Mis últimas líneas de este recuerdo a cuatro días de alegría va dirigido especialmente a mis compañeros de la " Peña El Mandil" verdaderos artífices de la alegría y emoción que ha sentido mi cuerpo, necesario de ese bálsamo tan eficaz y reparador, y más en momentos de decaimiento por lo que San Mateo y un servidor sabemos. Ellos me han devuelto con sus risas y bromas el caudal de sangre oxigenada que tanto necesito para mi vida diaria. Gracias a todos, por infundir amor y darlo.
Cuenca | Rafael Torres. Publicado en el diario digital de el Dia digital.es
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