ESPAÑA NECESITABA LLORAR Y LLEGÓ RAFA NADAL (Por Rafael Torres)
Han tenido que pasar ocho meses para que llegara el tenista mallorquín Rafa Nadal, con su grandioso triunfo en París en el Roland Garros ante el número del tenis mundial Novak Djokovic, para levantar la moral de todos los españoles tan necesitados de un líder que actué de guía en estos momentos tan críticos para todos.
Los españoles necesitábamos un motivo para sollozar todos juntos a corazón abierto, y ese momento llegó cuando Nadal rompió a llorar al escuchar el himno nacional con su decimotercera Copa de los Mosquesteros en sus manos. España entera se emocionó y de qué forma.
Su entrega, su lucha constante y sus soberbias ganas de superación exhibidas a lo largo de toda su vida deportiva y por supuesto en la gran final sirvieron de transmisión, y de qué forma, para levantar la moral de un país sin líder y sin cabos donde agarrarse.
España necesitaba a su ídolo y este no falló. Jugó de forma incuestionable los dos primeros sets a un tenis excelso y aguantando la presión en la tercera y última manga. Nadie podía creer que su rival Djokovic no reaccionara, hasta el punto que acabó desquiciado ante el tenista español y héroe de país Rafael Nadal.
Rafa Nadal mandó un mensaje de optimismo con su triunfo a los españoles: “Ganar es la condición del deporte”. En la alta competición lo que prima es la victoria. Tanto en el deporte como en la vida la satisfacción personal es mucho mayor cuando uno sabe que ha tenido que hacer enormes sacrificios esforzándose al máximo para lograr su objetivo.
El balear pasará a la historia del deporte por su labor de servicio extraordinario y de inquebrantable mérito al mundo deportivo, así como su capacidad para “honrar” la marca de España a lo largo y ancho del planeta con su recorrido ejemplar.
Que un deportista desde el pódium de la pista, con el trofeo en la mano recién entregado se acuerde de los que están sufriendo las consecuencias de la pandemia y mande un mensaje de ánimo, dice mucho y todo de los valores que representa como persona este campeón con mayúsculas. Además de contar con una humildad nada común entre los triunfadores.
Una vez en una entrevista que le vi por televisión pedía ser recordado como una buena persona, más que como un buen tenista. Sencillez y humildad por bandera.
Enhorabuena por haber conseguido que lo único que no haya cambiado en este extraño y atípico año de 2020, sea tú éxito de nuevo en Roland Garros. Y por ser un ejemplo a seguir para todos.
¡Seguimos estando los españoles con los ojos llenos de lágrimas de alegría y emoción!
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