San Mateo
Cuenca vive la suspensión de sus vaquillas por tercera vez en su historia
Las fiestas de San Mateo ya se suspendieron en el Siglo XX por un decreto del ministro La Cierva y en la República. Y durante dos años las vaquillas se trasladaron a la plaza de toros por obras en el pavimento de la plaza Mayor.
La pandemia del coronavirus obligó al Ayuntamiento de Cuenca a cancelar las fiestas de San Mateo del 2020, que todos los años del 18 al 21 de septiembre convierte al casco histórico de la ciudad en un embrollo de alegría y fraternidad vecinal. La más esperada, y ansiada de todas las que se celebran a lo largo del año. Sin lugar a duda alguna.
Fiestas que recuerdan que el rey castellano Alfonso VIII, después de duro y prolongado asedio consiguió reconquistar la ciudad al poder sarraceno dotando a la ciudad de tierras y de una jurisdicción de convivencia para las tres culturas que habitan en aquel momento en la Villa de Conca.
A partir de ese acontecimiento tan importante el pueblo conquense siempre tuvo especial recuerdo para esta fecha tan señalada en el acontecer de la historia de la ciudad.
Las primeras referencias oficiales que hacen narración a la festividad cívico-religiosa en el día de San Mateo, como conmemoración de la Conquista de Cuenca aparecen en un documento del Archivo Municipal fechado en el año 1581.
Un pregón que se dio el 19 de septiembre de ese año por el muy ilustre Señor don García Busto y Villegas, Corregidor de las Ciudades de Cuenca, Huete y sus tierras. Si bien, según publicaba el diario El Sol en un artículo de 1929, un vecino llamado Alonso Muñoz Cejudo, mostraba su particular enfado por dejar entrar las vaquillas en la catedral en 1529.
Se suspendió por primera vez la festividad de San Mateo al comienzo del Siglo XX. Desde 1908 hasta 1921, el ministro La Cierva proclamó la prohibición de torear y de realizar capeas y correr la vaquilla, de tal forma, que la ciudad de Cuenca no pudo festejar la popular “vaquilla” durante trece años, confinado la festividad del 21 de septiembre a una misa en la Catedral.
En el año 1922 se alzó la prohibición en contra de los toros y de nuevo volvió a resucitar un festejo inconfundible, tradicional, de honda raigambre popular, hondamente elogiado y querido por los habitantes de la ciudad. La vaca enmaromada”.
En masa acudieron los vecinos de todos los barrios de la ciudad a la plaza Mayor para celebrar la suelta y corrida de las vaquillas que estuvo amenizada por la Banda Municipal que no dejó de interpretar alegres pasodobles para júbilo y gozo del respetable representado en el pueblo.
Nuevamente se vuelven a suspender a partir de 1931, en el período de la República. Todo parece indicar que desde 1931 hasta 1940 no hubo vaquilla en el improvisado coso de la plaza Mayor, subsistiendo la festividad a una reducida función religiosa el día 21 de septiembre. La fiesta matea volvió en el año 1941 con su acostumbrada suelta de reses bravas.
En 1942 y 1958 no se soltaron vaquillas en la plaza Mayor, por obras en el pavimento celebrándose en la plaza de toros, el resultado fue de total frustración y fracaso para los corredores que estaban acostumbrados a la tradicional corrida de vacas enmaromadas por las calles del casco histórico.
Este año 2020 pasará a los anales de las fiestas de San Mateo por la interrupción de las mismas como consecuencia de la pandemia mundial de la Covid- 19 que ha obligado a suspender las fiestas más enraizadas en las costumbres conquenses. Sólo una causa de esta magnitud es capaz de suspender unas fiestas tan queridas y amadas por el pueblo conquense.
La vida en Cuenca son cuatro días: 18, 19, 20 y 21 de septiembre.
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