Patrimonio
Una ruta para conocer la huella de la “Cuenca Templaría”
Domingo, 28 de Junio de 2020. Cuenca | Rafael Torres/El Día digital. es
La ciudad de Cuenca tuvo presencia de la Orden Templaria desde el mismo instante del comienzo del cerco y toma de la ciudad.
Los caballeros de la Orden del Temple dejaron una innegable y sutil geográfica de símbolos y construcciones que verifican su presencia. Hablamos de iglesias, ermitas, pequeños detalles, que hacen alusión a los monjes guerreros convertidos en banqueros. Vamos en busca de sus huellas arquitectónicas que quedaban reflejadas es sus estructuras con su marca tradicional con símbolos ideológicos de carácter misterioso.
Iniciamos la ruta en la calle de San Pedro, en pleno casco antiguo, siempre de arriba hacia abajo, en busca de la iglesia más antigua de Cuenca, declarada Monumento Histórico –Artístico en 1992.
La iglesia de San Juan de Letrán o San Pantaleón y San Bernardo con su marco ojival, y un magnifico capitel templario en que San Jorge abate al dragón que semeja tarasca, y lo que resta de muros románicos y la ajardinada planta. Hoy recoleto parquecillo y glorieta que cobija la estatua meditativa del gran poeta de Cuenca por excelencia de Federico Muelas.
Nuestro marchar por el casco alto, cogollo de la Concha, nos lleva hasta la verdadera joya: Santa María y San Julián, y su programa simbólico. Portento arquitectónico, con muchos detalles que indica que fue diseñada por templarios.
En el costado derecho hay una Cruz Templaría “de cuadro”, inscrita en un triángulo cuyas proporciones son exactamente las de una cara de la Gran Pirámide de Giza (Egipto). Entre San Pantaleón y la catedral hubo un recinto llamado “La Claustra” demolido cuando fue levantado el claustro renacentista de dicha catedral.
Desde la Plaza Mayor nos dirigimos por la calle Alfonso VIII, arteria esencial para la comunicación entre ciudad alta y ciudad baja en busca de montículo o cerro llamado de Santiago.
Acabada la reconquista por el Rey Alfonso VIII de la ciudad de Cuenca, este hace donación a los Caballeros del Templo del montículo o cerro llamado de Santiago, justo (como vigilante) frente a la Concha, a tiro de piedra de la Trinidad. Allí alzan el Hospital de Santiago, con esa representación luminosa propia de los sitios templarios. Pronto, los herederos castellanos del Temple, la Orden de Santiago, se harán cargo del precioso montículo.
Andamos hasta el Puente de San Antón para cruzar el río y llegar hasta el Santuario de la Virgen de La Luz o Virgen Negra, custodiado antaño por los antoninos (una ramificación criptotemplaria), sanadores del fuego sacro y de otros males. Una suerte de “tau” en la portada del templo a modo de seña.
Y por último, cerrando este paseo, cogemos la Ronda Oeste, aguas abajo del Júcar, más allá de los arrabales, cuando el río derrota momentáneamente al Oeste antes de recuperar el Sur-Sureste de Mancha y Manchuela, en busca del paraje de “La Grillera”. Fue finca y, tal vez, encomienda, antes de pasar a manos de Mosén Diego de Valera, padre del iniciado y físico Alonso Chirino, fundador de la medicina homeopática.
Próximo de La Grillera, el paraje de la Fuente del Oro o Finca del Tesoro con sus leyendas de tesoros escondidos y su posible lectura esotérica y alquímica. Hoy urbanización de Fuente del Oro.
Esta ha sido la ruta de este domingo, opino que ha podido resultar reveladora en algunos aspectos de la misma donde hemos podido conocer la presencia de la Orden Templaria en nuestra ciudad con datos de interés.
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