Cuenca | Rafael Torres/El Día digital.es Sábado, 28 de Septiembre de 2019.
El pasado 26 de septiembre se cumplían 811 años de la consagración de la Iglesia Catedral Basílica de la ciudad de Cuenca. Comenzó a edificarse a finales del siglo XII, siendo bendecida por el arzobispo Ximénez de Rada, y terminada en el año 1271.
La Catedral de Santa María y San Julián también conocida como de Nuestra Señora de Gracia, es el símbolo del poder eclesiástico, fue el primer edificio que se comenzó a construir, tras la conquista de la ciudad, en el lugar donde se emplazaba la antigua alcazaba musulmana. Es el más claro ejemplo de protogótico conquense, y considerada como el más temprano ejemplo de Gótico en España.
Edificio complejo con restos de transición del Románico al Gótico de finales del siglo XII, otros del siglo XIII y otros del siglo XV. Tiene planta de cruz latina con tres naves y una sola en el crucero. Es un edificio más que discutido en cuanto a influencias. Para unos, sus bóvedas sexpartitas manifiestan un influjo cisterciense borgoñón; para otros, el ejemplo de doble crucero, decoración de dientes de sierra y la torre linterna cuadrada, manifiestan un influjo inglés.
La serie de capillas que cubren las naves laterales fueron edificadas en los siglos XVI y XVII, destacando la de los Apóstoles, la del Espíritu Santo y la de los Caballeros, además de las salas nobles, como la Sacristía y la Sala Capitular.
Al claustro se accede por el singular Arco de Jamete. No queda ninguna de las cuatro torres del templo, salvo el arranque de la del Ángel, obra de la primera fase constructiva. Debe destacarse también el triforio abierto, y el Transparente, obra barroca de Ventura Rodríguez.
En el año 1902 se produce el hundimiento de la Torre del Giraldo que afectó a la fachada del templo, reconstruyéndose la actual neogótica. La última transformación realizada ha sido la colocación de vidrieras de artistas contemporáneos: G. Torner, A. Bonifacio, H. Dechanet y G. Rueda.
Como un edificio anexo a la Catedral y sin despegarse de ella se levanta el Palacio Episcopal, otro de los símbolos del poder eclesiástico en la ciudad. Esta edificación no responde a un planteamiento único, sino que es producto y resultado de los cambios y reformas que se han hecho desde los inicios de su construcción a la actualidad.
Su construcción se inició en el siglo XIII y se continuó en los siglos posteriores. En el siglo XVI trabajaron Pedro de Alviz y Andrea Rodi, uno de los introductores de la arquitectura purista en Cuenca. La bella fachada se modificó en el siglo XVIII. Sobre la puerta el escudo de su patrocinador, el obispo Flores Osorio.
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