RAFAEL TORRES MUELAS, “EL
CHORY”
Cualquier conquense que sea
preguntado, o cualquier visitante que a la ciudad alzada sobre los ríos Júcar y Huécar llegue a la
búsqueda de la tranquilidad y de paisajes imposibles y cata de morteruelo, no
tardará en tener noticias de Rafael Torres Muelas, el Chory.
Personaje más conocido que la
campana del reloj de Mangana, de carácter abierto como su risa de alegría, Rafa
es un hombre que nunca ha renunciado a la tierra que le vio nacer. Hace de
Cuenca su vida, lo mismo lo verás corretear
con las vaquillas de san Mateo que de nazareno perpetuo en la Semana Santa;
forofo balompédico blanquinegro en la Fuensanta, asiduo a palco del coso
taurino en las ferias sanjulianeras, miembro destacado de la peña El Mandil, prudente
Rotario y voluntario sin reposo y descanso en prestar su ayuda y apoyo a cualquier
necesidad que requiera nuestra ciudad, se siente absolutamente conquense, como
él mismo manifiesta tanto con palabra como con hechos.
Viajero incansable por toda
Europa, y en especial por el Mediterráneo helénico, también suele verse en las
gradas del polideportivo, animando a los siete del balonmano conquense. Posee
el don de la ubicuidad: Rafa siempre está presente dando fe y testimonio de las
tradiciones de su querida Cuenca. Cuenta con tal cantidad de amigos, que es
imposible contabilizarlos.
Rafael Torres Muelas, El Chory,
es un buen hombre, sensible, que no ha dudado en aceptar con entusiasmo
pregonar las fiestas patronales de S. Roque en Valdecabras, al igual que hiciera
en el año 2001 con las de san Mateo, pregonando también la semana santa del
pueblo de Las Mesas en el año 2011.
Emocionado Rafa, tienes la
palabra. Los vecinos de Valdecabras te escuchan atentamente.
- Pregón.
Muy buenas tardes a todos. Cuando hace
varios meses, unos vecinos vuestros aquí presentes, me pidieron que hiciera el
pregón de este año, no pude por menos que sentir una gran satisfacción, no
exenta de gran responsabilidad. Satisfacción,
por la confianza depositada en mi, pues
es todo un privilegio que a uno se le
encargue la difícil misión, nada más y nada menos, que la de abrir las puertas
de unas fiestas tan importantes, como
las vuestras. Y responsabilidad, porque
me imagino que todos los aquí presentes venís a pasar un rato agradable en este
inicio festivo y yo quiero contribuir a ello, de la mejor manera posible. agradeciendo
a la asociación y al señor alcalde y concejales esta invitación, y a todos los
aquí presentes, su asistencia.
Así pues comenzare
expresando que lo hago con tremendo gozo
y orgullo por que aquí en Valdecabras, se da uno cuenta del encanto que tiene.
Un pueblo pequeño que no se resigna a
perder esa condición que tuvo desde siempre, aunque haya desaparecido su
carácter municipal.
Fue después de aceptar este
reto cuando comencé a darme cuenta del compromiso que había asumido. A pesar de todo, nunca
pensé renunciar, sino, todo lo contrario, asumir que debía esforzarme al máximo
para ser digno pregonero de vuestro pueblo, al que tanto respeto y quiero.
Muchos de vosotros os preguntaréis quien es éste que tiene el atrevimiento de
pregonar vuestras fiestas, y tenéis toda la razón; es mucho arrojo por mi
parte, pero es mayor mi cariño y gratitud para con todos vosotros. Yo mismo me preguntaba
qué voy a deciros que vosotros no conozcáis mucho mejor que este que os habla.
Excelentísimas
e ilustrísimas autoridades, reina y corte de honor de las fiestas de Valdecabras,
queridos paisanos y amigos:
Me
vais a permitir que mis primeras palabras sirvan también de breve pero
entrañable recuerdo a todos aquellos vecinos del lugar, que os precedieron y
que gracias a sus esfuerzos, es posible que hoy día, la pedanía de Valdecabras
tenga entidad propia, y en la que nadie debe sentirse extraño pues no en vano
sus pobladores reinventaron la hospitalidad. Queridos vecinos de Valdecabras,
sois pocos, pero buenos, arraigados a vuestra tierra, y custodiando con el
sudor de vuestra frente la seña de identidad ganadera.
Como
conquense hasta los huesos, mi única carta de presentación válida, a mis justas
entendederas,XXXXXXX DE INTEGRO CARACTER NOBLE DEL SERRANO para estar aquí hoy entre
vosotros, sumado a la devoción que proceso, por el memorable san Roque, hace
que me sienta muy honrado de ser hoy
vuestro pregonero de vuestras fiestas,
sin gorra de plato, sin trompeta ni tambor y a lo peor sin voz por el respeto
que me merecéis, esta proclama de las
fiestas debería ser un bando en el que se hiciera saber que por orden del señor
alcalde don Luis Álvarez, según cuenta las crónicas, y las crónicas oficiales
no mienten las populares fiestas en honor del peregrino de Montpelier, bendito,
glorioso y espantador de pestes, se volverán a celebrar en vuestro maravilloso pueblo como se hacía en tiempos pasados.
Verdaderamente
solo vengo con el corazón que ese si esta lleno de sentimientos y recuerdos de
un niño que no ha podido borrar, ni siquiera menguar un ápice, cuando me acercaba a vuestro pueblo caminando desde Cuenca, por el puente de san Antón, para
adentrarme en la carreta que discurre ribera del río Júcar
arriba, entre grandes cortados que forman la bellísima hoz, cruzando por el
puente sumergido en la hondonada, que me llevaba hasta el caserío de Verdelpino,
para seguir subiendo por una hermosa pista encajonada entre paredes de encina y
pinos hasta llegar al paraje de la Roda. Dejando atrás la Tiná de la Sardinilla
y por la pista de la fuente de la Cantaleja llegar hasta vuestro pueblo, que es
puerta de la ciudad más encantada del mundo, natural maravilla, por ventura
única y acreditada en su género, sitio natural de interés nacional, que acoge duplicas de muros, de edificios con semejanza de puertas y ventas,
en roca que figuran vestigios de columnas, templos y palacios de arquitectura
hercúlea, arcos magníficos y puentes atrevidos, cavidades que recuerdan las
habitaciones troglodíticas, o celdas de príncipes encadenados, que dejan
abstraído al viajero contemplando aquel juguete que formo la naturaleza en un
momento de travesura y suntuosidad, orgullo y pasión de toda cuenca, y
alrededor.
SENDEROS ESCONDIDOS DEL PASTOREO BUCÓLICO POR VAGUADAS CAS SECRETAS, CONOCIDAS UNICAMENTE POR
GENTES DEL ZURRÓN Y LOS RESINEROS
Esta
metrópoli, del pedrusco embrujada, Y ENCANTADA POR LA BRISA DE LOS PINARES
detiene la atención a la imaginación por que hasta las porciones
que cultiva el labrador entre aquellas naturales ruinas, recuerdan los
sembrados que las antiguas ciudades mesopotámicas contenían dentro de sus
ruinas, y producen la ilusión de que son imitación, de lo que es natural y menos antiguo, de lo que ha visto pasar delante de si, quizá
todos los siglos, infinitas encrucijadas de aquel laberinto más vasto y
sorprendente en su mar de piedra, que el renombrado paraíso insular heleno en
el Mediterráneo.
No
será este sumiso aspirante a vocero, quien
emprenda la difícil tarea de
describir las excelencias de este rincón
serrano, hoy convertido en pintoresco barrio rural situado al final de la hoz
del río Valdecabras, con su austera y hermosa iglesia de Ntra. Señora de la Asunción,
que alberga una autentica joya artística en su interior desde hace más de
cuatrocientos años el retablo que representa las historias de nuestra señora, de
relatar todas esas maravillas ya se
encargaron ilustres líricos, escritores, y hombre cultos, con calle dedicada alguno de ellos, año tras año como he podido comprobar tanto el
paisaje físico como LA CALIDAD HUMANA de
vuestro pueblo han que dado espléndidamente reflejados por ellos.
Quiero
compartir la alegría que siento con
vosotros al rodearme de la belleza y
frescura de la mujer serrana, hija de la luna llena y del viejo sol, del
tomillo y de la zarza, mujeres con bello mirar, con color de miel en vuestros
ojos, vuestra sonrisa alegre la que hizo a Góngora, escribir su Pastorales a
las serranas Conquenses, para que bailaran en el pinar y peinaran sus cabellos
de oros con peines de cristal,
Serranilla musicalizada que el reloj de mangana marca y se encarga de recordar
hora tras hora.
Sois
símbolo del esfuerzo, de la savia nueva, de la responsabilidad, amén de la
hermosura conseguida de generación en generación por la cosmética, de vuestra
agua que se tiene de la más fina de Europa
y que sabedora de las propiedades de la misma, la reina de Francia Ana de Austria, se la hacia llevar hasta
París, para asemejar vuestra belleza, pero
desconocía vuestra belleza de espíritu que es la que os imprime carácter.
Os
admiro porque ahora mismo, mujeres de Valdecabras, tiráis con fuerza hacia
delante de este viejo pueblo como en tiempos pasados andabais caminos para
llegar a Cuenca, trayendo leña, miel, carnes, quesos, huevos de sabor a corral
y yemas de un jugoso amarillo, y por su
puesto los preciados hongos y caracoles, ascendiendo la difícil senda curvada
para pasar ante san Isidro y librarse del pago en el fielato, con sus asnillos
o borriquetes que se sabían el camino con los ojos cerrados, calmando estos sus
sed en el pilón de las Petras de la plaza mayor.
Y
yo en esta despedida de mi pregón le pido a los hombres y mujeres de esta mí adoptada tierra serrana, que hoy aquí y en este acto les quiero agradecer las
delicadezas y entrega que a lo largo de sus vidas nos han podido ofrecer.
Su
vida fue transcurrida entre trabajo y la casa, cuidado de la familia para que
nada faltara, eran tiempos de escasez, toda ayuda era muy poca pues había que alimentar muchas
bocas.
Pocos
eran los recursos muchos los sacrificios pero con tenacidad y nobleza singular
han sabido hasta hoy llegar y podemos demostrar su voluntad y entereza.
Por
eso, jóvenes de hoy, miraos en su espejos y así podéis aprender que es de
sabios hacer hoy lo que ellos hicieron ayer.
Es
hora de disfrutar de nuevas fiestas y venerar al glorioso; por ello,
Valdecabras se engalana de fiesta y jarana, y nos ofrece el dulce néctar de la
diversión y el jubileo.
Muchas
gracias, pueblo de Valdecabras, por haberme nombrado pregonero en las fiestas
de san Roque dos mil doce, prometo y os pido que me aceptéis sino como vecino
si como asiduo visitante.
VIVA SAN ROQUE.
VIVAN VALDECABRAS Y SUS GENTES.
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