Inmortalizando a Soco Cordente
“Nosotros, simples mortales, incompletos por naturaleza, buscamos la felicidad eterna y, cual funambulistas, el equilibrio perpetuo; pero no reparamos en algo tan obvio como el hecho de observarnos, y, además, de hacerlo sin juzgarnos, sin justificarnos sin autoengañarnos, o sin culpabilizarnos.
El pasado sábado fue un día muy triste para el mundo de la literatura y de la cultura. Que llenó de luto las páginas de los libros. Los renglones salieron torcidos y las letras eran de un negro recóndito. En una misma tarde, se fueron para el monte del Olimpo dos diosas de las letras, “lo más alto entre lo más” junto a Atenea, Artemisa, Afrodita, Hera y Deméter.
Soco Cordente, era una entusiasta de su tierra, defensora a ultranza de las injusticias sociales, amante de la cultura, impulsiva, resuelta, decidida, afanosa, crítica, romántica e idealista, pensativa, proactiva, combativa, diferentes apelativos que me vienen a la mente tras haber charlado con ella varias veces por su barrio de la Calle Zapatería, porque allí vivió su infancia y seguía mantenido para ella la melancolía de antaño.
Entusiasta sin medida de los libros, convivió con ellos desde su infancia y con máquinas de escribir por mediación de su padre Heliodoro Cordente. De los pies a la cabeza, enamorada de la literatura, fan de la música. La lectura de los mismos le llevó a creer en hadas mágicas que te conceden deseos. Ella deseaba un mundo mejor para todos sin excepción y cada noche se lo pedía a sus hadas mágicas.
Acariciaba su interior para escucharse a sí misma, paraba el tiempo en su escritura, reflexionaba sobre lo que realmente es importante en la vida y lo plasmaba con tinta de pasión hasta entregar a los lectores su corazón abierto de par en par, en su blog. Yo la defino como la escritura sin vanidad. Su obra es un desafío literario y humano que te lleva al interior de la autora. Con sus relatos deslumbrantes, arriesgados, profundos y emotivos que necesitan ser contados.
Su primera obra “Encuentros entre notas discordantes” fue su presentación oficial como escritora, el libro recoge aquellos pensamientos guardados que le dieron grandes sorpresas como el Premio Círculo Rojo al mejor libro de relatos en 2017. Libro que vio la luz para reflexionar y dar voz a todas aquellas personas que de un modo u otro se siente o se han sentido diferentes o postergados por el resto del mundo. Voces silenciadas que había que escuchar.
Ella misma aconsejaba cómo leer su obra: “Cada día tenemos emociones distintas, por ello, aconsejo a los lectores leer cada ruta según su estado de ánimo. Si ese día les invade la nostalgia y el romanticismo, yo les indico en el libro qué ruta escoger; si al otro sienten con un espíritu en rebeldía, también pueden hallarla. Y… ¿por qué no dar un paseo por las diferentes rutas saltando de un relato a otro que sea completamente heterogéneo? Echadle imaginación y no leáis como se supone que se debe leer un libro”.
En su segundo libro “Egos” intenta deliberar la parte más intrínseca de la personalidad, haciendo un recorrido muy amplio de cómo nuestro ego se convierte en nuestro mayor aliado o, por el contrario, en el enemigo más gigantesco al que nos tenemos que enfrentar en algunas ocasiones. Esta obra es impresionante para el lector, repleta de mundologías de la autora que ponen a flor de piel nuestro interior.
Su último libro publicado fue “Cromatismos” un compendio de poesía de verso libre y prosa poética. Su publicación coincidió con la celebración del día de las escritoras, y cuenta con el prólogo del periodista de Onda Cero y escritor Juan Ramón Lucas.
Su último encuentro con sus lectores fue el pasado 22 de octubre, cuando la escritora estuvo firmando ejemplares de sus tres obras en la caseta de la Librería Juan Evangelio, con motivo de la Feria del Libro de Cuenca. Siempre le gustaba decir a sus lectores: “debían leer entre líneas buscando la invitación a pensar y rebuscar en su interior”.
Para la humanidad queda su legado literario que busca avivar la conciencia para que entre todos se pueda construir una sociedad más justa, más valiente y más eficiente. Para ella la escritura no era un acto egoísta, era un acto de dar, de aportar, de ofrecer, todo lo de alrededor, carecía de sentido para ella.
Dejó para sus lectores una última novela inacabada por un futuro que nadie esperaba. ¿Mañana? Nunca se sabe, sí habrá. Hoy sus libros ya sujetan vidas que cojean y recuerdan a su autora que se fue en busca de ese “¡Eureka ¡” difícil de encontrar y que ella busco con ahínco y determinación, aquí en la tierra.
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