NI LAS BORRASCAS PUEDEN CON LA SEMANA SANTA (Por Rafael Torres)
Sábado, 27 de Abril de 2019OPINIÓN | Rafael Torres/El Día digital.es
Finalizó la Semana Santa de Cuenca del año 2019, con más pena que gloria. No ha sido la Semana Santa soñada que todos queríamos, el tiempo atmosférico nos trajo túnicas y capuces mojados como consecuencia de una obstinada lluvia que puso en jaque a nuestro desfiles procesionales. Hasta el punto que durante tres días de arrebatos lluviosos continuos obligó a la suspensión de los desfiles procesionales programados para esos días.
No era para menos. Todo un año de esfuerzo para preparar los desfiles procesionales a cargo de las Hermandades que finiquito pasado por agua. Pero siempre en todo lo malo hay cosas buenas y en este caso la parte positiva fue la llegada del agua tan necesaria para todo. ¡Llegó como agua de mayo! Y la trajo la Semana Santa, enviada por Él, al que encarnamos y significamos en estos días santos. Siempre lo que Él quiera y cuando quiera.
Cuenca dejó de oír el sonido del redoble del tambor y las trompetas quedaron silenciosas. Las imágenes volvieron a sus hornacinas donde permanecerán todo el año, y adonde serán visitadas con frecuencia porque el nazareno no es de una semana es todo el año. La devoción a su imagen se transporta para esta vida y la otra.
Las túnicas ya las han guardado las madres en el baúl familiar, descansan entre naftalinas y lavándulas hasta el año que viene. Las Hermandades ya han comenzado a preparar la Semana Santa del año 2.020, el mismo Domingo de Resurrección, nada más finalizar la del 2019.
Y volverá, y seguirá viniendo, por los siglos de los siglos, otra cuaresma con sus actos de Hermandades, otro Viernes de Dolores, otro pregonero que abrirá la Semana Santa y que dará paso a los desfiles procesionales.
Y de nuevo como hace cuatrocientos años se abrirá el corazón del nazareno conquense al llegar del Domingo de Ramos, para dejar entrar la más rica bendición enviada desde las ventanas del cielo para guardarla en el interior. No hay cosa más gloriosa que vestirse de nazareno cada primavera en Cuenca.
Podrán venir chuzos de punta, borrascas con agua bendita para nuestros campos, corrientes ideológicas que intenten desvirtuar el sentido religioso de nuestras procesiones pero no lograran y es más, nunca jamás, conseguirán quitarnos nuestra ilusión por volver a desfilar con nuestras Hermandades.
Esa fuerza que nos da la túnica y el capuz nos hace invencibles y al mismo tiempo y por supeditado hace: INMORTAL A LA SEMANA SANTA.
Con la mente puesta en la próxima Semana Santa del año 2.020 y con la ilusión renovada. Así, de esta forma, la esperamos los nazarenos con apellido de Cuenca. Volveremos una y mil veces, hasta que Él quiera, a salir a las calles de esta noble ciudad para dar testimonio y argumento que para muchos la Semana Santa es el motivo fundamental de nuestra razón de ser y de vivir.
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