Tradiciones
Cuenca se prepara para exaltar a su patrona la Virgen de la Luz
Viernes, 31 de Mayo de 2019. Cuenca | Rafael Torres/El Día digital.es
La ciudad de Cuenca se prepara para honrar con gran esplendor a su patrona y alcaldesa honoraria el próximo día 1 de junio festividad de la Virgen de la Luz, como hace cientos de años.
Cuenta la leyenda que en la primera noche que el rey castellano Alfonso VIII durmió a las puertas de la asediada ciudad de Cuenca- lo que hoy conocemos como el casco antiguo-tuvo un sueño. En él aparecía la imagen de una Virgen oculta en una oquedad de piedra.
Por la mañana, el rey mandó buscar ese hueco y comprobar su contenido. Su sorpresa fue mayúscula al descubrir que lo que había soñado existía realmente. Resguardada en una pequeña cueva en los aledaños de lo que hoy conocemos como la parroquia de la Virgen de la Luz, junto a la hoz del río Júcar, apareció la imagen de la Virgen.
Existe otra leyenda relacionada con la patrona de Cuenca ocurrida en la misma época. Se cuenta que Martín Alhaja, uno de los pastores que guardaba los rebaños comunales de la ciudad y que profesaba la religión cristiana en secreto, vio una noche una luz que se movía a orillas del río Júcar, a las afueras de la ciudad.
Al acercarse, comprobó que la luz emanaba del candil que sujetaba una señora. La desconocía le dijo que era la Virgen María y le indicó que muy pronto tendría un papel destacado en la reconquista de Cuenca.
Días después, el pastor junto a otros compañeros de labores, fue asaltado por los soldados cristianos, que dieron muerte a sus compañeros. Él logro salvarse al decir que había visto a la Virgen y que sabía cómo entrar en la ciudad sitiada a través de una de las puertas de Cuenca. La Puerta de San Juan que conocemos actualmente.
El método era sencillo: las huestes de Alfonso VIII se deberían cubrir con pieles de carneros y aprovechar la guardia de un soldado ciego que palpaba las ovejas para constarlas antes de entrar a la ciudad.
El plan dio sus frutos y varios soldados cristianos lograron acceder a la ciudad y facilitar la entrada al resto del ejército castellano-aragonés el 21 de septiembre de 1177. El rey, como señal de agradecimiento mandó construir una ermita bajo la advocación de la Virgen de la Luz.
En el siglo XVI se denominaba Santa María de la Puente, pasando en el siglo XVIII a conocerse como Nuestra Señora de La Luz.
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