Se cumplen 75 años de la llegada a Cuenca de la imagen del Cristo de la Luz
Viernes, 23 de Noviembre de 2018. Cuenca | Rafael Torres / El Dia digital.es
Los actos contaron con un sentido y apropiado homenaje a los Hermanos Mayores desde el año 1943 hasta el 2018. También se celebró una Santa Misa en acción de gracias por la remembranza de tan extraordinaria fecha para la Hermandad, oficiada por el consiliario José María Martínez. La jornada de memoria a tan emblemática fecha terminó con un Solemne Besapié al Santísimo Cristo colocado expresamente delante del altar mayor de la parroquia de El Salvador.
Paralelamente a estos actos, el pasado viernes 2 de noviembre se inauguraba una exposición fotográfica bajo el sugerente título de “Cristo de los Espejos”, en la sala de exposiciones del Museo de la Semana Santa de Cuenca.
A modo de recuerdo, glosar que después de la contienda civil y del paréntesis obligado que transportó la misma, la Hermandad del Cristo de los Espejos, se reorganizo el 21 de febrero de 1940, concurriendo siete hermanos a lo que sería la primera reunieron celebrada con el único fin de reorganizar la Hermandad, pretendiendo también poder desfilar en el año en curso y restablecer la lista de hermanos.
Para desfilar se solicita al Convento de las Carmelitas Descalzas una imagen del Cristo de los Espejos, con la que desfila en la procesión “En El Calvario” desde el año 1941 al 1943 que reciben la actual talla del imaginero conquense don Luis Marco Pérez. Las andas la realizan los hermanos Pérez del Moral, pintadas por los hermanos Álvaro, sin coste alguno.
Por lo expuesto, en el bisemanario local “Ofensiva” de aquella época, se puede inducir que la imagen, costeada por el Ayuntamiento de la Ciudad, debió de llegar a Cuenca entre el 9 y 10 de noviembre de 1943. La magistral talla fue exhibida y presentada tanto a hermanos como a nazarenos y ciudadanos en general en la iglesia de San Antón. Su autor también estuvo presente en Cuenca, en la venida y presentación de su obra.
La escultura del Señor Muerto en la Cruz, fue de total complacencia tanto para los hermanos como para los “entendidos” en esculturas por la expresividad que consigue crear su escultor en la fisonomía del Señor.
Pasados unos días, la imagen fue llevada desde la iglesia de San Antón, por la tarde-noche a la parroquia de El Salvador, donde recibió culto por primera vez.
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