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Mari Paz Serrano, investigadora: “Para las mujeres es más complicado optar a los puestos altos"

 

ENTREVISTA

Mari Paz Serrano, investigadora: “Para las mujeres es más complicado optar a los puestos altos"


Cuenca Rafael Torres/Eldíadigital.es Lunes, 01 de Enero de 2024 

En este día de Año Nuevo se acerca a las páginas de EL DÍA DIGITAL Mari Paz Serrano Regal, investigadora castellanomanchega con raíces conquenses que es un referente femenino en ciencia. Con el deseo expreso de que sirva de ejemplo a seguir para las futuras generaciones.

 

Para los conquenses que lean su entrevista ¿Quién es la doctora Mari Paz Serrano Regal? 

 

Soy una neurobióloga toledana y me dedico a la investigación en esclerosis múltiple en el Grupo de Neuroinmuno-Reparación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, dirigido por el Dr. Diego Clemente. Además, estoy muy comprometida con la divulgación científica y procuro, siempre que puedo, hablar de ciencia a la sociedad en un lenguaje sencillo y comprensible.

 

Me formé estudiando Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid y me especialicé realizando un Máster en Neurociencia en la Universidad Autónoma de Madrid. Tras ello, me trasladé a Bilbao para realizar mi tesis doctoral en Neurociencia en la Universidad del País Vasco y el centro “Achucarro Basque Center for Neuroscience”. Después de doctorarme, regresé a Toledo para iniciar mi etapa postdoctoral en el Hospital Nacional de Parapléjicos.

 

¿Cuál es su vinculación con la ciudad de Cuenca? 

 

Mi padre es natural de Cuenca y mi madre de Priego. Prácticamente, toda mi familia es de Cuenca y he pasado una parte de mi infancia y adolescencia allí. En Navidad, Semana Santa y vacaciones de verano solíamos ir para visitar a la familia. Y ahora, siempre que puedo, me gusta volver y mantener algunas de las tradiciones.

 

Mari Paz Serrano Regal, investiga en el laboratorio de Neuroinmuno-Reparación del Hospital Nacional de Parapléjicos, nuevo grupo de excelencia en investigación de enfermedades neurodegenerativas, nuevos fármacos y la cura de la esclerosis múltiple. 

 

¿En qué consiste su trabajo en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo? 

 

En este grupo, trabajo en dos líneas de investigación con ratones. Una de ellas se basa en la búsqueda de biomarcadores de reparación de la mielina. En esclerosis múltiple, se pierde una cubierta de grasas y proteínas (mielina) que rodea a las neuronas y hace que el impulso nervioso se transmita de manera rápida y eficaz. Lo que hacemos es intentar relacionar la cantidad de unas células reguladoras del sistema inmunitario con la capacidad de regenerar la mielina (remielinización), es decir, estudiamos si tener más o menos de estas células supone tener una mejor o peor capacidad de remielinización.

 

Regenerar la mielina en esta enfermedad es muy importante para frenar la discapacidad. La otra línea es un proyecto colaborativo con la empresa Merck y tratamos de buscar el efecto beneficioso que tiene un nuevo fármaco, un inhibidor de una proteína, en el modelo animal de esclerosis múltiple, es decir, una enfermedad parecida a la de los humanos, pero en ratones. 

 

La sociedad cada vez es más consciente de la importancia de la investigación y sí valora esta profesión, pero también hay una nueva moda actualmente que es el negacionismo. Ambas caras de la moneda las hemos visto durante la pandemia de COVID-19.

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¿Cómo se puede vencer a enfermedades como la esclerosis múltiple, Alzheimer o Parkinson? 

 

Lo más importante en estas enfermedades neurodegenerativas es el diagnóstico precoz, poder adelantarnos antes de que la enfermedad haya avanzado demasiado. Y para ello son útiles los biomarcadores, es decir, alguna molécula o célula que se encuentre en el organismo que nos pueda dar una pista sobre cómo va a ser la evolución de la enfermedad. Saber esa evolución también ayudaría a administrar a cada paciente un tratamiento adecuado, ya que algunas enfermedades, como la esclerosis múltiple, son muy heterogéneas y se presentan de diferente manera en cada uno de ellos. Es muy importante investigar y avanzar en el conocimiento para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

 

¿Cree usted que su trabajo como investigadora está valorado suficientemente? 

 

La sociedad cada vez es más consciente de la importancia de la investigación y sí valora esta profesión, pero también hay una nueva moda actualmente que es el negacionismo. Ambas caras de la moneda las hemos visto durante la pandemia de COVID-19.

 

La inversión en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) nunca ha sido una prioridad para ninguno de los Gobiernos y, aun con todo lo que hemos vivido durante la pandemia, seguimos sin contar con una inversión adecuada. Hemos avanzado algo, pero mientras no se destine dinero suficiente de una forma mantenida en el tiempo, no se podrá estabilizar al personal investigador y se perderá mucha gente valiosa por el camino. Por ello, es importante transmitir a la sociedad la importancia de la investigación, para que, entre todos y todas, reclamemos más financiación a la clase política.

 

¿Qué dificultades se ha encontrado en su profesión?

 

El mundo de la investigación es altamente competitivo. En la universidad tienes que sacar muy buenas notas para poder obtener un contrato competitivo con el que llevar a cabo la tesis y después, para poder continuar y optar a las siguientes convocatorias (ya en etapas postdoctorales) son muy importantes las publicaciones científicas, la participación en proyectos o la supervisión de estudiantes… Todo ello va conformando el currículum de un/a investigador/a.

 

Es una carrera muy exigente en la que nunca desconectas, a veces tienes que trabajar en fin de semana, los salarios no son los adecuados y es muy complicada la estabilidad. Todo esto tiene un gran impacto en la salud mental y por eso muchas personas deciden abandonar esta carrera. Además, para las mujeres es más complicado optar a los puestos altos, estando la mayoría en los puestos predoctorales y postdoctorales, mientras que, a día de hoy, los laboratorios siguen estando en gran parte dirigidos por hombres.

 

¿De dónde le viene su vocación científica? ¿Por qué decidió dedicarse a la investigación?

 

Cuando estaba en el instituto, me di cuenta de que me gustaba mucho estudiar biología y en la universidad me encantaba estudiar asignaturas relacionadas con el sistema nervioso. Me parecía fascinante intentar entender cómo funciona nuestro cerebro, así que decidí especializarme en neurociencia.

 

Además, me hablaron mucho de la figura de Ramón y Cajal (premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1906 y padre de la Neurociencia moderna), y su vida como investigador me pareció inspiradora, un ejemplo de trabajo, constancia, dedicación y entrega a la ciencia. A día de hoy sigue siendo cierto todo aquello que descubrió Ramón y Cajal sobre el sistema nervioso. Siempre he querido buscar soluciones a problemas, aportar mi granito de arena al conocimiento para poder avanzar hacia la búsqueda de nuevos tratamientos o la cura de enfermedades, ayudando a mejorar la calidad de vida de los pacientes. Los pacientes y sus familiares viven esperando respuestas y en investigación trabajamos para dárselas.

 

Dice que está comprometida con la divulgación científica, ¿En qué consiste su labor divulgativa?

 

La divulgación científica consiste en acercar la ciencia, en mi caso, la neurociencia al público general. Ya durante mi doctorado impartí charlas en colegios o incluso en bares. Aquí en el Hospital Nacional de Parapléjicos formo parte del Grupo de Divulgación, una agrupación de investigadores e investigadoras que sacamos la neurociencia fuera del laboratorio para conmemorar eventos tan importantes como el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la Semana de la Ciencia o para dar a conocer a nuestro científico español más importante, Santiago Ramón y Cajal. También acogemos a centros de secundaria en el hospital y les mostramos lo que hacemos en el laboratorio durante la Semana del Cerebro.

 

Acercar la ciencia en un lenguaje sencillo permite que la gente tenga interés, ya que no te puede gustar algo que te resulta desconocido y, de esta manera, se pueden fomentar vocaciones y se puede concienciar a la sociedad de la importancia de la investigación, cuyos beneficios son para todos y todas. Además, la divulgación es necesaria para combatir los bulos que circulan por internet y que confunden a la gente.

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