Llega
el uno de noviembre y el calendario nos marca la Solemnidad De Todos
Los Santos, y la Conmemoración De Todos los Fieles Difuntos. Para
la mayoría de las personas de mi época y de otras generaciones
anteriores esta fecha tan popular y cristiana nos trae a la memoria a
familiares
y amigos
que
nos han precedido en el camino de la vida aunque en verdad nunca se
olvidan.
Todos
los días sin excepción hacemos un recuerdo hacia ellos y no hace
falta que llegue esta fecha para visitarlos en el cementerio ni
para hacerles saber que no se les ha olvidado y
viven en nosotros.
Es un hábito bien adquirido el llevarles
flores en esta singular celebración y limpiar las sepulturas.
Recuerdo
que de niño este día me daba miedo, confieso que como ahora
también, siempre existe en nuestra mente que pasará después
de...No teníamos costumbre de celebrar nada, ni de disfrazarnos.
Todo se resumía a juntarnos en casa de los abuelos, después de la
visita al cementerio y junto a la estufa de leña, paladeábamos
dulces tradicionales caseros hechos por la abuela con caricia y
ternura: aquellos maravillosos Buñuelos de Viento, Huesos de Santo,
y los Puches (Gachas de los Santos). Después salíamos la
chiquilleria del barrio en tropel con las calabazas que el abuelo o
el papá habían sembrado, preparado y decorado con su vela dentro a
pedir las caramelos a la vecindad.
Se
ha colado sin ser invitado y cogiendo año tras año más arraigo
entre los españoles una tradición que en mi opinión tiene una
finalidad contraria al verdadero significado de la Festividad de
Todos Los Santos. Es la noche de Halloween, una fiesta de origen
pagano que se celebra la noche del 31 de octubre, víspera del Día
de Todos los Santos, y que tiene sus raíces en el antiguo festival
celta conocido como Samhain, que significa “fin del verano”.
Finalizada la temporada de cosechas en Irlanda da comienzo al “año
nuevo celta”. Se creía que durante la noche los espíritus de
los difuntos caminaban entre los vivos, y se realizaban fiestas y
ritos sagrados que incluían la comunicación con los muertos.
Aquí
en nuestro país esta celebración monstruosa ha cogido gran
notoriedad hasta el punto que desde mediados de octubre los
supermercados, colegios, salas de fiestas, guarderías y parque de
atracciones, se tiñen de negro y naranja con el fin de motivar la
celebración de esta “Tradición Celta”, invitando a niños y
adultos a disfrazarse de personajes terroríficos. Equivalente al
pasaje del terror. Cuanto mas terrorífico y monstruoso sea el
disfraz mucho mejor.
Cada
año observo que los días previos a la festividad de “La Noche De
Las Brujas”, se adelanta en meses, las decoraciones de las tiendas,
supermercados, ludotecas, guarderías, colegios, toda su decoración
gira entorno a tumbas, muertos, hachas, zombis tambaleantes, y demás
elementos que dan un poco de “mala hierba”.
Me
cruzo por mi portal y escaleras con pequeños y no tan pequeños
disfrazados de halloweenistas si se me acepta la palabra que me
inquietan y alborotaran mi entrañas, del susto que me llevo. El
humor consiste en esconderse en el garaje y aledaños y salir al
encuentro del viviente. A todo esto suelen llamar 100 veces al timbre
para pedir no caramelos sino euros y de billetes. Toda una
monstruosidad sin precedentes.
En
los periodos en los que se manejan nuestros jóvenes con las altas
tecnologías digitales y las realidades virtuales a sus alcance han
cambiando la antepasada “Calabaza” por los fantasmas electrónicos
que realmente matan del sobresalto cuando pasas por su lado.
Si
decides salir a un restaurante a comer o cenar, o pides comida de
reparto a domicilio tienes que tener hambre de verdad, porque te
encontrarás con unas delicatessen de uñas largas, prolongados
pelos, cruces, ataúdes, grandes arañas, brazos y demás partes del
cuerpo humano que lo hacen de todo tan rico menos apetecible.
La
factura del dentista de los niños como consecuencia del incremento
de consumo de chucherías, pasteles, tartas, derivadas de todo el
torbellino de Halloween, es de carácter terrorífica.
No
quiero causar mala onda entre las personas que lo celebren es más al
que le guste que lo siga celebrando y que disfruten plenamente. Yo
pienso que la vida por si sola ya se encarga de darte continuos
sustos y para el corazón tanto sobresaltos no deben de ser muy
buenos, prefiero a pesar del sentimiento de tristeza que se cree que
tiene el Día de Todos los Santos, por la lamentación de los seres
queridos que ya partieron de nuestro lado pensar que también es un
buen día para festejar que estamos vivos y buscamos la “Dolce
Vita”.
Texto: Rafael Torres.
Fotos: Rafael Torres.
Publicado en el diario digital de Cuenca News, el domingo 30 de octubre de 2016.
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