El
pasado miércoles 24 de mayo del año en curso, fallecía Ángel
Moreno “Angelete”, como se le conocía cariñosamente en la
ciudad de Cuenca. Mi armonía
y amistad con él me obliga a despedirlo y recordarlo con unas
letras, que de esta manera sirvan justamente para darle un merecido
homenaje a un singular
conquense que fue patrimonio humano y musical sin
ser
profesional de este bello arte.
Conocí
a Ángel Moreno, siendo yo un niño en la antigua plaza de los
Carros, cuando en los exteriores de la misma se vendía fruta a
granel en un gran mercadillo formado por camiones llenos de frutas.
Ángel era el encargado de regular el trafico en la plaza en su
condición de “agente urbano”, como se le denominaba antes,
también lo recuerdo en la portería del edificio del Ayuntamiento
donde se encontraba la dirección de lo que hoy llamamos la Jefatura
de Policía Municipal.
El
viaje a mi memoria me lleva a verlo
amenizando y divirtiendo a los ciudadanos en las verbenas del parque
del Vivero, en las fiestas de San Julián, y
en las de los barrios
junto a otro gran músico y conquense Ismael Martínez.
Siempre
lo recordaré como un hombre coqueto, le gustaba “emperifollarse”
como se decía antes, no
salia a la calle sin su chaqueta y corbata acompañado de sus
esclavas
y cadenas de oro.
Mi
relación con él se estrecho y enlazo mucho durante mis años como
secretario de la Hermandad de Jesús Orando en el Huerto de San
Esteban, cuando
subía al edificio del “Almudi” donde ensaya la Banda Municipal
de Música de Cuenca, para preparar
el Concierto del “Huerto”, donde
él ejercía como conserje, músico y otras cosas.
Me
gustaba subir pronto para conversar
con Ángel. En una de esta charlas me contaba que ingresó en el año
1942 a la edad de 13 años en la Academia de la Banda Municipal de
Cuenca bajo la excelente batuta de D. Jesús Calleja. Coincidiendo en
su infancia con D. José López Calvo, que se inició en la
especialidad de bombardino llegando a ser un prestigioso compositor a
nivel nacional.
Me
contó que tuvo que retirarse tres veces de su querida Banda de
Música: la primera vendría marcada por su necesaria presencia en el
servicio militar que lo realizo en la
Legión Española, en el
Tercio de D. Juan de Austria, localizado en Larache, (Ceuta).
Es de apreciar y estimar que un músico no profesional amará tanto la música hasta el punto que dedico su vida a la misma dando por bien empleado todo ese ofrecimiento.
Las
otras ocasiones vinieron condicionadas por las necesidades propias
del periodo posbélico cuando aprovechando sus conocimientos
musicales
se desplazaba
a la fiestas patronales de los municipios de la Provincia de Cuenca,
para obtener el sustento económico que solventará la necesidades
alimentarias de aquella difícil época.
Desde
su veterana trayectoria dentro de la Banda de Música, conoció a
excelentes directores al mando de la batuta como: Jesús Calleja,
Lucio Navarro, Anibal Carricoba, Aurelio Fernández Cabrera y Juan
Carlo Aguilar Arias. Desfilo durante 60 años en las
procesionales de la Semana Santa de Cuenca.
Angelete,
te estoy viendo ahora mismo en tu mesa de trabajo en el interior de
la sala de ensayos de la Banda de Música, rodeado
de múltiples partituras con el cigarrillo rubio de “Winston” en
la boca, preparando las marchas procesionales para la Semana Santa o
los pasodobles para San Mateo.
En
uno de nuestros últimos encuentros cuando ya la edad, y la
enfermedad no te dejaba disfrutar de tú verdadera pasión, con
lágrimas en los ojos me decías: -Rafa,
ya no puedo subir a la Academia, a preparar las partituras para los
músicos-.
Es
de apreciar y estimar que un músico no profesional amará tanto la
música hasta el punto que dedico su vida a la misma dando por bien
empleado todo ese ofrecimiento. Consideraba al edificio Almudi, como
su segunda casa, en la cual y de la mano de D. Nicolás Cabañas
aprendió solfeo en el rincón que actualmente ocupan los
instrumentos de percusión, siendo su máxima ilusión formar parte
de la Banda de Música de Cuenca.
No
puedo pasar por alto lo que significa “Chaparrito”, como se le
conocía cariñosamente en la Academia, para los jóvenes músicos
de la Banda, siempre dispuesto ayudarles, les enseñabas como hacerse
el nudo de la corbata, y como desfilar con solemnidad y gozo
representado dignamente a la Banda de Música, siendo para muchos un
“Padre Musical”.
Ahora
desde el cielo oímos muchas veces un Saxofón tenor emitir música
gloriosa afinado en Si bemol, que nos hace recordar que un
Saxofonista llamado Ángel Moreno, “Angelte”, está actuando en
una big band de músicos de jazz. Al finalizar la interpretación se
oye una voz puntual y conocida que grita “ músicos partituras”,
que luego faltan.
Ángel
Moreno Martínez, siempre te recordaré, abrazos musicales.
Texto y fotos: Rafael Torres.
04 de junio de 2017.
Comentarios
Publicar un comentario