CICLISMO. Federico Martín Bahamontes, un rebelde con causa que será siempre recordado por ser un hombre audaz e impredecible
Federico Martín Bahamontes, un rebelde con causa que será siempre recordado por ser un hombre audaz e impredecible
El pasado martes, día 8 de agosto, falleció a primera hora de la tarde el ciclista Federico Martín Bahamontes, a la edad de 95 años. El Águila de Toledo, cerraba para siempre las alas, esas que le hicieron volar sobre la bicicleta de una manera triunfante, para ganar el Tour de Francia de 1959.
Después de ganar el bronce en la vuelta a Suiza, realizó su mejor papel como profesional al ganar la prestigiosa ronda gala, en tres de las cuatro categorías: general, montaña y combatividad; en la cuarta categoría, la clasificación por puntos quedó en cuarta posición. A partir de ese momento se convierte en todo un ídolo no solo en su ciudad natal, Toledo, también en toda España.
A pesar de su triunfo, fue un hombre y ciclista diferente, de otro período, un adelantado a su tiempo. Todo un referente para las nuevas generaciones y para los sentimentales y nostálgicos un héroe, donde mirar con el rabillo del ojo, por su atrevimiento para escapar del hambre. Puesto que, Bahamontes fue siempre un gran combativo que halló en los pedales su vía escapatoria, y la mejor forma de hablar.
Disputó su primera carrera en el año 1947, 60 kilómetros entre las localidades de Toledo y Torrijos. Necesitaba salir corriendo en su bicicleta para huir de la miseria y del hambre que apretaba a toda una generación, de la España de entonces. “Pasé hambre y comí gatos, por eso fui ciclista” declaró en más de una ocasión.
Su peculiar forma de ser y de actuar, se pone de manifiesto cuando en 1954, decide participar en la recuperada Vuelta Ciclista a Asturias, organizada por Cilio Losa y Luis Fernández, entre otros. Acuden las principales figuras nacionales y algunos aficionados con mucha ambición. Desde Toledo llega un joven haciendo el recorrido en su propia bicicleta para participar. Su bicicleta no llega en muy buen estado, cediéndole Cilio Losa, una de las suyas que tenía en su taller.
En esa primera edición de la recuperada VII vuelta a Asturias ese muchacho toledano de apellido Bahamontes, será la sensación ganando en primer premio de la montaña. En la siguiente edición, se proclamó campeón. Comenzando de esta forma su amplia leyenda.
En 1954, Julián Berrendo, le incluyó en la selección española de ciclismo para disputar el Tour de Francia (por entonces se corría por selecciones). En su debut, acabó el 25º de la general, pero ya conquistó su primer maillot de la montaña, y vendrían muchos más.
Disputó diez ediciones del Tour de Francia. Ganó la de 1959. Fue 2º en la de 1963, 3º en la de 1964 y 4º en la de 1965 y fue el rey de la montaña del Tour hasta en seis ocasiones (1954,1958, 1962, 1963, y 1964).
Fue hombre de genio y figura como lo demuestra la anécdota que protagonizó en su último Tour de 1965, cuando en la segunda etapa se retiró porque no cobraba. “Se lo venía advirtiendo a los patronos de mi equipo, el Margant Paloma (con el que corría desde 1962), cobro o me bajo de la bicicleta y la publicidad gratis os la hacéis vosotros)”. Todo un carácter.
Se retiró meses después en la Escalada a Montjuic, donde fue segundo en el podio. Dejando en su camino nada más y nada menos que 41 victorias, y lo más significativo, creó toda una leyenda del titán del ciclismo que persistirá para siempre. Descanse en Paz.
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