Desde el pasado martes 18 de septiembre, inicio de las fiestas de San Mateo, en la ciudad de Cuenca, los amantes a esta tradición “conforme la hemos conocido” a través de generación en generación, es decir con la vaca brava como principal componente de la fiestas estamos siendo avergonzados y perseguidos por la Asociación Antitaurina de Ciudad Real y por otras que han aprovechado para sumarse a su particular demanda.
Secundados y amparados en la cobertura que les ofrecen diversos medios de prensa amarilla y sensacionalista que buscan el titular efectista para rebuscar lectores y espectadores, teniendo en cuenta que si no es de esa forma no tiene contenidos sugestivos e interesantes que expresar y mostrar para llenar cuota de audiencia. Con el fin comercial de provocar asombro y escándalo. A propósito son “CASAS COLGADAS”, NO COLGANTES.
Cuando alguien, bien sea un medio de comunicación o una Asociación Antitaurina, o simplemente un usuario de redes sociales, (Facebook, Twitter, Instagram, etc.), comenta un vídeo o fotografía acusando de brutal barbaridad a las personas que salen en las imágenes, llamándolos “maltratadores”, lo primero que debe hacer, antes de emitir un juicio de valor sobre lo que se está reprochando en forma de fiscalizador de la razón absoluta, es documentarse y hablar con propiedad de lo que estas personas estaban haciendo con las vacas bravas y del significado de la festividad de San Mateo.
Hablan sin saber, lo dicho anteriormente, con el único fin de hacer daño a unas fiestas históricas. Las fiestas de San Mateo se instituyeron el 19 de septiembre de 1581, reinando en España Felipe II, como memoria de la conquista de la ciudad de Cuenca, por el rey de Castilla Alfonso El Bueno a los almohades. Inicio de la instauración de “Conca” como ciudad.
Con relación al uso de ganado bravo en las fiestas hay que decir que la ciudad siempre tuvo un apego muy grande a la afición taurina, desde tiempos remotos sus habitantes veían correr toros y vacas por sus calles y plazas. Siendo las fiestas de San Mateo en la actualidad las únicas que se celebran con ganado bravo por sus calles, contando con la participación ciudadana y con todos los permisos y reglamentos taurinos en regla.
En los cuatro días de San Mateo las vacas recorren el casco antiguo de la ciudad con una maroma atada a la cornamenta siendo guiada por dos maromeros y respetada por todos los corredores. Estos maromeros o conductores de la maroma con la vaca atada no beben alcohol en acto de servicio. Pongo la mano en el fuego.
Con respecto a la profunda alarma social que ha causado el “video de la crueldad “comentar que lo que se está viendo es la descarga de las vacas para llevarlas a las cuadras situadas a escasos metros del camión, que se hace a primera hora de la mañana y que por circunstancias excepcionales, ajenas a la organización, provocadas por una fuerte tormenta de agua caída la noche de antes, impidió la entrada del camión hasta las cuadras por el estado del suelo. El personal que actúa agarrado a las maromas son encargados de las cuadras (no jóvenes cualquiera), (sin alcohol en sus venas), haciendo su trabajo y con un profundo amor a los animales. La mayoría tiene mascota en su casa y algunos hasta caballos.
Quizás en el futuro habrá que pensar en modificar la forma de descargar los animales hasta las cuadras para que resulte lo menos llamativa posible y discreta mirando siempre el buen trato a los animales y su comodidad. Hay un año para trabajar sobre esta cuestión tan importante.
Las vacas por su bravura braman, mugen o remudian ante un celo, la inquietud o la incomodidad debido a que los bovinos son gregarios es decir, son animales que viven en grupo o en manada, los ruidos que hacen tienen una implicación en la forma en que los animales del grupo se comunican.
Ustedes que exigen a las autoridades municipales de mi ciudad que se celebren las fiestas de San Mateo “libre de violencia animal”. Les digo que dejen a los conquenses celebrar sus fiestas de San Mateo integras y puras como las hemos conocido hasta ahora. Al que le guste correr la vaca y lo haga correctamente respectando al animal que siga haciéndolo y al que le guste un San Mateo sin ver la vaca también. Todos tienen su sitio en estas fiestas tan heterogéneas.
Pero no deben ustedes exigir prohibiciones de nada, mientras que sea un espectáculo taurino autorizado, en todo caso se podría decir que la vida es como las lentejas las tomas o la dejas pero prohibir, ¿por qué?
En mi familia hay varios miembros que viven las fiestas de San Mateo sin ver a las vacas porque no les gusta, y a mí en cambio me gusta salir a la vaca. Lo único que les digo que se informen bien para que no reciban una información manipulada y tergiversada de lo que ocurre dentro de la vaca y así evitar muchos bulos que en nada benefician a estas fiestas y a la ciudad de Cuenca.4
OPINIÓN | Rafael Torres/ El DIA digital.es
Lunes, 1 octubre 2018
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