SEMANA SANTA CUENCA
El cartel de José María Albareda cae en gracia entre los nazarenos conquenses
La Inmensidad y el Vacío, en las manos de la imagen de la Soledad de San Agustín, anuncian gráficamente la Semana Santa de Cuenca de 202
Cuenca Rafael Torres/Eldíadigital.es Sábado, 03 de Febrero de 2024
Albareda Ortiz, cartelista de la Semana Santa de Cuenca, explica al público presente que llenaba el Teatro Auditorio José Luis Perales como había realizado el cartel. “He titulado este cartel “La inmensidad y el vacío”. Y he elegido este título, que se basa en un fragmento de un poema de José Ángel Valente, porque refleja la esencia de lo que he querido expresar”. El cartel está dedicado a su madre, que falleció hace unos meses —comentó el artista visiblemente emocionado—.
Con un lenguaje sencillo y preciso, explicó a los presentes el significado de su obra, interpretada por las bellas manos que Federico Coullaut-Valera talló en la madera de la que gubia a Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín. De esta forma lo explicaba el catedrático en Bellas Artes José Luis Albareda: “Existía un término en el arte del Renacimiento italiano que me interesa destacar: Sprezzatura. Lo definió Baldassare Castiglione para expresar aquellas cualidades de la pintura vinculadas al misterio y a la importancia que sobre la obra ejerce representar algo que pueda acercarse a lo invisible. Vasari evocó esto mismo al hablar de la gracia”, reveló el autor de la obra.
Continuando con su ilustración, Albareda declaró: “al igual que cualquier obra de arte, debe sugerir más que mostrar.” Debe primar el efecto de la primera impresión y ser a la vez sencillo y efectivo. Con los menos elementos, se debe relevar lo más «». Y así, en esa búsqueda y casi por casualidad, el cartelista llegó a las manos de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín mientras toma unas fotografías de la talla complementarias para su obra. Unas manos «»que encierran todo un profundo pesar y a la vez imploran«». Inspiran a la vez gravedad y sosiego. Las manos generan espacios y, al cerrarse, crean un centro de culto. Al ver tan cerca las manos de la imagen, comprendí inmediatamente que ahí estaba el motivo para el “Cartel”, señaló. Curiosamente y para reforzar su elección, el Cartelista recordó haber leído “que las manos se conectan directamente con el corazón”.
Si las manos son el elemento protagonista y central, la luz y su contraste con la oscuridad logran “que la materia que compone la pintura de las manos genere una luminiscencia que trascienda”. La composición se completa “con una clara distribución central para intensificar los elementos protagonistas, el punto de máxima tensión”.
El Auditorio condescendió a su obra con un profundo y largo aplauso, mostrando en él mismo su aprobación por su obra.
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